Una propuesta es una idea, recomendación o proyecto que se nos hace para que la aceptemos o para que le demos nuestra conformidad. El libro que hace dos semanas llegó a mis manos, a través de dos gentilezas, se titula La nueva economía venezolana: propuestas ante el colapso del socialismo rentista venezolano.

Su prefacio está a cargo de Henning Suhr, representante de la Fundación Konrad Adenauer en Venezuela y contiene once ensayos, dos de los cuales están colocados uno a manera de prólogo por José Guerra y el último a manera de epílogo por Ramón Guillermo Aveledo.

El título del libro contiene el término “socialismo rentista” y tan solo uno de los ensayos, el de Fernando Spiritto, luego de referenciar el concepto de capitalismo rentístico de Asdrúbal Baptista, aborda una definición: “La política económica de los gobiernos chavistas es un típico caso de populismo macroeconómico tal y como lo definen Dornbusch y Edwards”. Definición a la que habría que agregarle el aspecto conductual: el populismo del chavismo caminó y camina de la mano con una corrupción abierta –incentivada y premiada– por el mismo grupo gobernante.

El texto central de propuestas está contenido en los 9 ensayos de Diego Bautista Urbaneja, Asdrúbal Oliveros, Carlos Miguel Álvarez, Fernando Spiritto, Luis Oliveros, José Manuel Rodríguez-Grille, Rafael J. Ávila D., Ronald Balza Guanipa, Sary Levy Carciente, Ruth de Krivoy, Tamara Herrera, Maikel Bello, Pedro Rosas, Francisco Rojas y Roberto Casanova.

De la cuidadosa lectura del libro deseo resaltar para ustedes, amigos lectores, lo que he interpretado como los dos puntos centrales, del mismo.

En primer lugar y tal como lo explicita textualmente Diego Bautista Urbaneja en el aparte de su ensayo titulado “Indicaciones para enfrentar los obstáculos” y con la palabra gobierno siempre iniciando con mayúscula:

“La puesta en marcha de un programa de reformas requiere un cambio de gobierno. Con el actual es imposible el diseño y el arranque de algo parecido. Factores de todo tipo traban el que ese (el actual) Gobierno pueda de un modo creíble corregir lo que a lo largo de más de tres lustros han sido sus pilares de actuación. Aquí el factor clave es el de la credibilidad. Aún si como experimento mental supusiéramos que la actual crisis significara una especie de camino de Damasco y produjera una conversión ideológica en los actuales gobernantes, no habría modo de creerlo, ni aquí ni afuera. Por lo tanto, los actores económicos nunca actuarían del modo en que se supone deberían actuar para que el programa diera sus frutos. Solo un (nuevo) Gobierno muy comprometido con el programa de reformas puede lograr tal reacción positiva, y nunca será posible creer que un Gobierno como el que hemos tenido podrá, de un día para otro, comprometerse con algo que habría de ser todo lo contrario de su actuación inveterada”.

En segundo lugar está el ensayo de Ramón Guillermo Aveledo, titulado “La gran cuestión de la armonía social”, cuya idea central es su propuesta de comunicación:

“Esta crisis venezolana es ciertamente la más grande y profunda que el país ha sufrido; eso no significa que sea irremediable. Hay modos de salir de ella y el país los tiene o tiene como procurarlos. Va a hacer falta, sí, una base social que debe ser construida y mantenida sin descuido, y un consenso político tan amplio como sea posible. Ello exigirá un ejercicio de responsabilidad por parte de los sectores y actores principales. Responsabilidad a ser promovida y cultivada, mediante una incesante comunicación que la premie, así como también castigue la irresponsabilidad”.

Resumiendo y desde mi perspectiva: las propuestas contenidas en el libro, solo podrán ser materializadas a través del cambio de gobierno y de la comunicación, dos requisitos necesarios y suficientes para poder iniciar la recuperación económica y social de la Venezuela destruida por el populismo y la corrupción de los gobiernos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro y el grupete que, en todo tiempo y circunstancia, los ha apoyado hasta la presente fecha.

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