El nuevo país que se está formando, y que se habrá de consolidar cuando cese la usurpación y recuperemos la democracia y las libertades, deberá contar, necesariamente, con un servicio exterior profesional de primer orden que pueda enfrentar el reto que tendremos ante nosotros.

La comunidad internacional debe confiar en el proceso que se adelanta, en sus bondades, en que el cambio que estamos logrando es el acertado y que vamos en la dirección correcta. Y ello solo podría ser mostrado a través de una diplomacia de Estado, una diplomacia seria y positiva que sea llevada a cabo por funcionarios con experiencia, verdaderamente profesionales, independientes políticamente, que sustituya la diplomacia de gobierno implementada con sus consecuencias, los últimos años.

Los profesionales del Servicio Exterior no hemos estado ausentes del proceso de cambio que hoy se acelera y parece cristalizar. La reflexión sobre los temas internacionales ha estado presente en diversos grupos de análisis creados durante estos años, para encontrar los elementos fundamentales constitutivos de una política exterior de Estado, propia de un gobierno democrático, de un país como Venezuela que había jugado un papel importante en las relaciones internacionales hasta 1999, cuando se separa de sus postulados naturales y se coloca en un espacio ideologizado inconveniente, que todos conocemos.

Hay grupos de reflexión que estudian los temas internacionales con la mayor seriedad; grupos que han aportado mucho para preparar desde ahora una nueva política internacional, una agenda cónsona con las nuevas realidades, que debe basarse principalmente en la promoción de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, en la integración regional, en la cooperación internacional, en el desarrollo, en la lucha contra la pobreza basada en la equidad y en la inclusión, en la protección del ambiente y en el cumplimiento de la agenda que ha planteado las Naciones Unidas para los próximos años.

Uno de los temas que destaca y que sin duda es básico a la política exterior que se habrá de ejecutar los próximos tiempos es la reinstitucionalización del Servicio Exterior, para lo cual deben adoptarse medidas fundamentales como el restablecimiento de los concursos de oposición para el ingreso al servicio, abandonados por la régimen en su afán de politizar o ideologizar la política exterior, y la reestructuración, la redefinición y el rescate de la Academia Diplomática Pedro Gual, organismo creado en 1985, para hacer de ella una institución al servicio del Estado, una institución dedicada a la formación que permita la profesionalización del servicio y evite el clientelismo político que tanto daño ha hecho al país y a su acción internacional durante el chavismo.

Una nueva diplomacia se impone definitivamente y es en ello que debemos centrar nuestros esfuerzos, pues el proceso de transición será largo y no simple. Habrá muchos retos y obstáculos que superar. El proceso deberá ser seguro, estable y duradero para que sea realmente irreversible y en ello el Servicio Exterior, los funcionarios de carrera formados para tal fin, deberán jugar un papel primordial.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!