La desobediencia representa la única arma efectiva que tenemos los venezolanos para afrontar este sistema comunista mafioso, y derrotarlo. Desobediencia significa desconocer al sistema que hoy nos oprime, esto se puede reflejar en no acudir a procesos fraudulentos que ellos denominan “elecciones”. Es dejar de pagar servicios como el agua, la luz, Internet, que dicho sea de paso es pésimo en la Venezuela socialista. Es colocar un cartel frente a tu casa en el que diga que no reconoces a Maduro como presidente y con ello desconoces al sistema socialista. La desobediencia se ejerce de diversas formas y no precisamente debe estar relacionada con tomar la calle, aunque este elemento es esencial para combatir una tiranía como la que hoy se instaló en nuestro país. 

Sabemos que la tiranía comunista cada día es más perversa y criminal para conservar el poder, y esto lo evidenciamos en la brutal y salvaje represión. Es allí donde los ciudadanos debemos enfocarnos para organizarnos y ejercer protestas inteligentes que nos permitan evadir en el mayor grado posible la represión en una nueva forma de organización ciudadana. Tenemos casi 20 años alertando sobre la magnitud del sistema criminal que se configuraba en Venezuela, pero muchos evadieron esta responsabilidad y otros optaron por el colaboracionismo, lo que ha causado gran daño a la sociedad venezolana, hoy habida de un cambio radical de sistema.

La desobediencia es un arma letal para un Estado totalitario con rasgos comunistas y con el agregado de criminales, narcotraficantes. Es pararse firme ante el poder y no bajarle la cabeza, no aceptar términos y condiciones que ellos propicien para legitimar su sistema mafioso. Para lograr una verdadera desobediencia en primer lugar debemos deslegitimar aquella cúpula que se hace llamar “oposición”, cuando la única verdad es que están allí solo para cohabitar con la tiranía y legitimar cada una de las acciones emprendidas por el Estado. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que este régimen no sale utilizando medios clásicos para combatirlo; es decir, procesos electorales. Esto forma parte de un mecanismo que usan estos regímenes para legitimarse a nivel internacional y, por último, debemos tener en cuenta que el derecho fundamental de cada ciudadano es el de la vida y cuando un régimen obstruye ese derecho la sociedad debe enfrentarse con el sistema y defender, además, su derecho a la libertad y propiedad, y desde luego esto se lleva a cabo a través de la desobediencia.

Hoy los ciudadanos de este país tenemos muy claro que en Venezuela no hay salida electoral. Yo me atrevo a decir que nunca ha existido desde que se instauró este sistema en 1998. Desde la aprobación de la Constitución de 1999, en la que se instaló un sistema de control pleno, su poder ha ido en aumento en cada proyecto que han lanzado, desde el Plan Bolívar 2000 hasta el llamado plan de la patria. Todo esto se traduce en copiar el modelo por el que los hermanos Castro optaron desde hace seis décadas para Cuba. La ruta es muy clara, desacatar toda acción que se lleve a cabo bajo este sistema mafioso de dominación del ciudadano, desconocer una falsa oposición que solo busca acomodarse con el sistema y negociar cuotas de poder; organización ciudadana con objetivos claros y la salida de la narcotiranía del poder ejerciendo la desobediencia en sus diversas expresiones.


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