Ahora resulta que la gigantesca oleada migratoria de venezolanos que se acerca a la cifra de 5 millones, y que se han visto en la imperiosa necesidad de huir del país por las nefastas condiciones de vida existentes, es un montaje producto de un invento mediático alentado por la OEA, diferentes países y la oposición. O sea, que según el oficialismo, la diáspora no existe y, de acuerdo con expresiones de inefables representantes del régimen, es completamente falso el éxodo masivo que a ojos vista del mundo entero desborda las fronteras.

Los perversos hermanos Rodríguez, la vicepresidente y el ministro de Información, repiten hasta la saciedad el guion dictado desde La Habana, en el sentido de que se trata de noticias falsas. Cargados con una buena dosis de infamia han tenido el tupé de afirmar que se trata de una patraña, porque quienes atraviesan el puente internacional Simón Bolívar en la frontera lo hacen porque son colombianos o van al vecino país a realizar compras.

Sin embargo, la realidad es otra y completamente distinta. Estudios e investigaciones llevados a cabo por diferentes universidades nacionales, entre ellas la Universidad Simón Bolívar, y empresas encuestadoras, han coincidido en señalar que la migración venezolana supera con creces la cantidad de 4 millones de personas. Los migrantes proceden de todas las regiones del país en proporciones casi similares.

La crisis se agudiza y cada vez es mayor el número de ciudadanos que abandonan el país. El éxodo ha sido reconocido por la Organización de Naciones Unidas, mientras que la Organización Internacional de las Migraciones, con sede en Ginebra, Suiza, ha calculado que el número de migrantes venezolanos en Latinoamérica ha tenido un significativo crecimiento en los últimos dos años de 900%. Estos números representan una de las más importantes crisis migratorias registradas en los últimos años. Por su parte, el Grupo de Lima ha señalado que “esta masiva migración causada por el deterioro de la situación económica, social y humanitaria en Venezuela impacta a la región y ha generado una serie de retos para los países receptores en diferentes ámbitos, como el humanitario y el de salud, incluida la desnutrición”.

Es de recordar que el pasado abril de este año fueron identificados en Lima unos 200 activistas políticos enviados a Perú por el régimen para sabotear la Cumbre de las Américas con participación de mandatarios del continente, y donde fue rechazada la presencia de Maduro. La denuncia la hizo en su oportunidad el congresista peruano Jorge Castillo. Los chavistas allá se quedaron. El régimen califica ahora como exitoso un retorno de 90 venezolanos. Con gran acierto, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, sostuvo recientemente que “hacer repatriaciones por decenas, cuando los exiliados forzosos son millones, es un inmoral acto que trata de perpetuar una mentira que ya no pueden ocultar”. El canciller de Perú, Néstor Popolizio, calificó el plan madurista del retorno como “pura propaganda”, e indicó que “en Venezuela hay una dictadura, y eso genera el éxodo”.

En definitiva, ya no pueden seguir engañando al pueblo con este show montado desde Miraflores.


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