Cuando padecemos un dolor queremos que el alivio sea inmediato. Cuando este se prolonga hacemos lo posible por encontrar medios para calmarlo y eliminarlo, en oportunidades recurriendo a métodos desesperados.

Puedo comprender a quienes invocan el artículo 187 numeral 11 de la Constitución,  pero ¿es esa la solución a la grave crisis que enfrentamos en este momento?

La gran mayoría del país entiende y quiere un cambio de gobierno porque solo así también cambiaría el modelo económico y político que nos rige y que, definitivamente, no ha dado resultados y se basa en la opresión y la violencia para sustentarse.

Esperar a los marines no es el remedio. Solo nosotros debemos encontrar y aplicar las medidas para solucionar la peor crisis institucional, política y económica que enfrentamos. 

Las voces agoreras que creen en esta “solución” se equivocan.

Si la gestión de Donald Trump decidiera ejecutar la tan cacareada intervención no requeriría de ningún “memorándum”. Venir a sangre y plomo es una decisión que solo pueden tomar cada uno de los demás países. No depende para nada de la Asamblea Nacional, ni del presidente Juan Guaidó. 

Un pequeño grupo de líderes y opináticos no está en sintonía con la situación. Está creando una falsa expectativa con consecuencias que solo restan a la tarea de restituir la democracia.

Hasta he escuchado decir que los países deben aplicar en Venezuela una “intervención legitima”. 

Ese discurso está siendo interpretado como que los países no han intervenido porque Guaidó no se los ha solicitado, porque no ha “activado” el artículo.

Cuando la comunidad Internacional reconoce y apoya a la Asamblea Nacional y a su presidente, simplemente está buscando una salida construida por los venezolanos que pase por la vía electoral.

Una vez más desde Unidad Visión Venezuela hacemos un llamado a los compañeros de la Unidad Democrática a revisar, y de ser necesario, ajustar la estrategia. Cambiar el orden de los factores no alteraría el producto y pudiéramos, por ejemplo, lograr un gobierno de transición mientras se convoca a unas elecciones libres, con lo que se lograría el cambio de gobierno.

Estados Unidos le está aplicando a Maduro la estrategia de la boa constrictor. Sun Tzu  en su libro El arte de la guerra la describe claramente: «El mejor general es aquel que derrota al enemigo sin entrar en  combate».  (…) Ataca sus fuentes de ingresos y suministros, anula sus alianzas políticas y diplomáticas, destruye sus medios y vías de comunicación, desmoraliza sus tropas, lo aísla totalmente y muy pronto, sin necesidad de entrar en combate, la victoria será tuya», reza el texto.

Nada es eterno ni dura para siempre. Hitler, Mussolini, Pérez Jiménez, Somoza, Videla, Noriega, Ceaucescu, Pinochet, Milosevic, Hussein, Gadafi y hasta Pablo Escobar, todos, de una u otra manera, cayeron. Sin duda alguna que Nicolás Maduro y su combo, que hoy nos desgobiernan, no serán la excepción.

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