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Nos enteramos, por informe del propio presidente del directorio del prestigioso rotativo venezolano El Nacional, Miguel Henrique Otero: “…han logrado silenciar la radio y la televisión, y han hecho desaparecer los medios impresos independientes, convirtiéndolos en plataformas web. Nosotros éramos el último periódico nacional que mantenía la edición impresa”, con relación al acoso que El Nacional sufre del régimen madurista-cubano, que tiene raptada a Venezuela. El caso obliga a que el diario deje de imprimirse y pase –si no definitivamente– a la web.

Al respecto debo expresar mi alegría: El Nacional, bandera indiscutible de la defensa de la libertad latinoamericana, tiene la oportunidad histórica de potenciar su portal digital. Para ello, algunos apuntes: pese a que en próximas décadas seguirán existiendo diarios impresos, no es menos cierto que el peso y la importancia de los diarios será digital, no impreso. 

Los contenidos impresos van a variar –y ya lo hicieron– de manera que el lenguaje digital es hoy totalmente diferente al lenguaje periodístico impreso de hace unos 20 años. Los dispositivos móviles son el principal “medio” entre la persona y la noticia, ya no es el papel.

 Videos, infografías, encuestas interactivas, transmisiones en vivo en plataformas de redes sociales y cambios drásticos en la fotografía, han configurado un nuevo escenario en el que el periodista y la noticia son la persona. Todas las personas pueden ser periodistas con su móvil y darle calidad de noticias a hechos –que antaño– serían irrelevantes. Los medios digitales han dado la oportunidad a que emerja un nuevo periodismo: la gente se involucre más en asuntos públicos y critique más a sus líderes y gobernantes.

Los equipos de redacción están hoy interconectados por Whatsapp, y las noticias vuelan por Twitter o Facebook, y las mejores –o las peores– fotografías están para coleccionar en Instagram. Los videos son parte del dominio Youtube. El periodismo, y la prensa, es hoy otra historia: una nueva historia que conserva su esencia: defensa de la libertad.

El Nacional tendrá –como el que ya tiene– un poderoso portal que seguirá difundiendo noticias desde las entrañas mismas de la sociedad, y no habrá régimen que lo detenga.

El mundo digital es infinito. El Nacional abre entonces un nuevo tiempo: el tiempo digital en el que los autoritarios nunca han ganado batalla alguna.

 De todas formas, como hombre parte de la familia de analistas de El Nacional, ratifico públicamente mi solidaridad y apoyo, y vuelvo a resaltar mi orgullo de escribir en estas impecables páginas –pantallas digitales– de El Nacional, que carga 75 años de laureles de servicio a Venezuela y América Latina.


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