Televisan un partido de críquet y la cámara enfoca a una mujer leyendo una novela” (Observatorio del Libro)

Todo sucedió durante un evento deportivo en el país de los maniáticos de los relojes y la distancia. Digo yo que un observador, presumiblemente un cámara de televisión, giró la cabeza hacia las gradas en un momento dado mientras él mismo disfrutaba del partido de críquet. En el campo discurría lento el encuentro entre los dos equipos rivales, India e Inglaterra. Estamos en Trent Bridge (condado de Nottingham, Inglaterra) a mediados de agosto. Hace buen tiempo. Como decía, al volver la cabeza hacia el público llamaría su atención la actitud infrecuente de una espectadora concentrada en una actividad muy lejana del juego del bate y la pelota que se disputaba en el césped. Ajustó la cámara y capturó la imagen de la mujer rubia que leía. La lectora había elegido un libro de papel. Nuestro aliado aplicaba el zoom y nos permitía leer el título impreso de la portada: “I let you go”.

A lo mejor piensa usted que vaya tonterías que cuento. Una mujer leyendo. Como si las mujeres no leyesen. También pensará que es normal ponerse a leer una novela si el juego no le interesa demasiado. Sin embargo, lo que convierte el acto de la lectura en importante es el hecho de que el cámara repare en la lectora como un personaje excéntrico y disidente.  

A mí me hace pensar, desde luego. Se agradecen los instantes que nos apartan de lo cotidiano y lo esperado. A veces la gente está en lugares en los que preferiría no estar. En ocasiones vemos a individuos como esta lectora que eligen leer un libro en lugar de hacer otra cosa. Por supuesto, ver un partido de críquet tampoco parece una mala idea.  

Pero la historia no acaba ahí. De todas las personas que vimos la imagen de la mujer leyendo a nadie le iba a emocionar tanto leer esas cuatro palabras “I let you go” como a la autora del libro, Clare Makintosh. Ella quiso saber quién leía su novela policíaca. Quiso saber quién anteponía la literatura al críquet y pidió ayuda a los internautas a través de la red del pájaro azul para conocer a la desconocida. (“Who is this woman reading a book at Trent Bridge cricket match?”; Ben Reid, NottinghamPost.com-20.08.2018)

Al final, la lectora aparecía virtualmente (nunca mejor dicho) en una red social. Se cerraba la historia que comenzaba con la fotografía de una mujer leyendo en medio de un partido de críquet.


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