La suerte del régimen sigue siendo la misma que antes de los resultados del 15 de octubre, pero en otros casos más severa por el aumento del elocuente rechazo de los venezolanos y de la comunidad internacional; mayor agravamiento de la crisis económica, traducida en escasez e inflación; los aumentos de salarios para paliar en algo la miseria se esfuman el día siguiente, y así la ristra de penurias; súmele, además, el latrocinio del pobre leñador persa, Alí Babá.

Diferente, la oposición: se desmoronó la MUD, lastimosamente, sin esperar que su dirigencia llegara a tiempo para realizar los ajustes y cambios que solicitaba la sociedad civil. Se creó una fisura en sus bases que atomizó la Unidad. Campea la orfandad, la desesperanza, la desorientación. El músculo hercúleo se hizo flácido como un majarete.

Es el caso que dentro de unas semanas vamos a una contienda electoral divididos en dos o tres toletes: los que apuestan a la abstención, los que llaman a votar y las ambiciones de más de un candidato. En ese tema de sufragios chocan los partidos políticos nacionales con los regionales; estos, tan autónomos en sus decisiones como aquellos. En condiciones poco halagüeñas no se puede esperar nada bueno. ¿Por qué esas diferencias de la capital política con la provincia? Argumentaron los dirigentes de oposición capitalina, es decir, los partidos nacionales, que no participarían para dedicar toda su atención en las futuras votaciones presidenciales. No argumentaron otros motivos para inhibirse; solo la prioridad por el acontecimiento electivo presidencial. Sin embargo, no se observa interés en comenzar la faena para escoger el candidato de las fuerzas democráticas.

Pero la suerte del régimen no ha sido diferente. He aquí los tres acontecimientos que se dieron de seguidillas: 1) El derrocamiento del bárbaro dictador Robert Mugabe, presidente de Zimbabue desde 1980, para más señas amigo del régimen venezolano y de Hugo Chávez, tiene una connotación importante entre nosotros por sus semejanzas con el gobierno venezolano. Un presidente que se consideraba eterno, que aspiraba a ser sustituido por una cadena de sucesiones, cuando menos se pensaba, el Ejército y el pueblo decidieron derrocarlo. 2) Que Nicolás Maduro haya aceptado que México, Chile y Paraguay sean garantes del diálogo entre el oficialismo y sus adversarios, coloquio que tendrá lugar en República Dominicana, es otro elemento que nos indica que las bases de la dictadura traquetean. El hecho de estar presentes los testigos internacionales de ambas partes es garantía de que no se dará ningún hecho sombrío. 3) Por último, la fuga de Antonio Ledezma. Este suceso es, de los anteriores, el de mayor impacto. Ledezma se convierte en una referencia política destacada que viene a llenar un vacío en el momento de mayor necesidad. Se fuga un dirigente político que pasa a ocupar un lugar preponderante tanto en la comunidad internacional como dentro del país. Deja, por lo demás, en entredicho la solidaridad, que se creía eterna, de los organismos de inteligencia y militar con el régimen. Enaltece la valentía, el arrojo y la vocación de los políticos venezolanos por el rescate de la democracia y la libertad, y hasta dónde están dispuestos a arriesgar para lograr ese objetivo final.

@RGarciaMarvez

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