Cierta vez me dijeron que hablar de “vehículos eléctricos” y “eficiencia energética” en un hemisferio que aún no solucionó sus brechas de pobreza, desigualdad, corrupción y autoritarismo es casi utópico. A esas personas les digo: es importante ir avanzando en concepto, en visión y principalmente en regulación para que el futuro no nos encuentre fuera de contexto.

De momento “no es importante” hablar de esos temas, menos escribirlos, pero créanme: serán importantes en el futuro inmediato, en el que nuestros hijos nos van a reclamar no haber tomado medidas.

Particularmente quiero y anhelo ser parte de ese futuro y por eso aporto, en lo que pueda, al diálogo sobre estos temas.

Reconozco, sin embargo, que América Latina aún sufre de esos males descritos y que solo la modernidad junto con la libertad y la democracia entendidas como el liberalismo van a hacer florecer la prosperidad y el fin del pensamiento socialista estatista que probadamente perjudica a la región.

La buena noticia es que estamos bien en transición energética: vale decir, en salir del consumo exclusivo de fósiles y utilizar renovables. Son el rostro de este éxito latinoamericano Costa Rica y Uruguay, hoy referentes en modelos que se pueden aplicar con un alto grado de satisfacción.

Europa está trabajando una meta muy importante: para el año 2050 la desaparición de vehículos que funcionan con combustibles fósiles en sus principales ciudades. Para ello motivan y estimulan la generación de energía renovable e inclusión de la sociedad en la adquisición de vehículos eléctricos con una serie de facilidades desde el Estado, por ejemplo con ventajas fiscales a importadores y fabricantes, con ventajas fiscales a conductores de vehículos eléctricos, acceso gratuito a peajes o circular por áreas restringidas de las ciudades, etc. El Estado dejó de ser intervencionista para ser facilitador de la industria.

Los vehículos eléctricos son una realidad económica y pronto serán una realidad social. Son una realidad “inteligente”, están conectados a nuestro teléfono y nos alertan cuándo necesitan electricidad, dónde hay puntos de recarga y cuáles son sus próximos pasos de control y chequeo. Estos vehículos están ya circulando y no solo representan aquellos anhelos de “no contaminar” el ambiente, sino de ahorrar y gastar menos en transporte. Solo como dato: la Agencia Internacional de Energía estima que para 2040 circularán en carreteras cerca de 300 millones de vehículos eléctricos. Se debe tomar en cuenta que el transporte de personas y mercancías es el principal consumidor de energía en el mundo (40%). En otra columna ya analizamos los vehículos eléctricos en China y Estados Unidos.

Los mismos datos de la AIE indican que esa movilidad eléctrica disminuiría la demanda en 3,3 millones de bpd (barril petróleo diario). Son buenas noticias: la movilidad eléctrica sí va a reducir el consumo de fósiles.

Por supuesto que la eficiencia en motores y baterías de vehículos eléctricos tienen mucho que ver con ese ahorro de fósiles; veamos: la eficiencia energética de los vehículos eléctricos llegará a 100% en cero emisiones de gases de efecto invernadero CO2.

De momento un vehículo eléctrico emite aproximadamente 77% menos CO2 que un vehículo que utiliza combustible fósil. Los motores de los vehículos eléctricos están en el camino de superarse y tecnológicamente son superiores a los que usan fósiles con una obvia aceleración potente y continua sin ruido ni vibraciones. El ruido es otro elemento contaminante en las grandes megápolis del globo.

Se reducirá el uso del petróleo y al mismo tiempo la ecuación se completará de esta forma: se utilizará energía eléctrica certificada de fuente renovable y se mejorará la calidad del aire. Según la Organización Mundial de la Salud, el aire contaminado causó 4,2 millones de fallecidos el año 2016.

A la par viene Europa desarrollando un agresivo plan de electrolineras (puntos de carga con sistemas de alimentación que garantizan carga segura de electricidad); solo como ejemplo, en España una sola compañía de electricidad (Endesa) tiene planificado instalar 8.500 electrolineras públicas de 2019 al 2023, así como de unos 100.000 puntos privados (¡es como tener hoy tu propia “gasolinera” en casa!)

En esta nueva dinámica comercial están ya insertas las petroleras globales: British Petroleum (BP) invirtió para comprar una empresa israelí dedicada al desarrollo de baterías de carga ultrarrápida, la francesa Total está desarrollando la nueva generación de tecnología para vehículos eléctricos, así como otras que tienen inversiones en generación de energía renovable. Están con el nuevo paradigma comercial.

Todo esto es parte de un nuevo paradigma que la gente joven lo tiene ya impreso en su ADN: consumir menos energía, que sea renovable, reciclar y ser responsables con el entorno ambiental.


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