Venezuela se encuentra en peligro. Nuestro pueblo está en las calles. El asesinato de 61 jóvenes y el elevado número de heridos, detenidos y torturados no tiene justificación alguna. Han sido reprimidos criminalmente por la Guardia Nacional, la Policía Nacional y las bandas armadas al servicio de la tiranía, defendiendo la libertad y la democracia. Esta forma de actuar compromete la responsabilidad del general Vladimir Padrino López, la del Alto Mando Militar, incluyendo a los comandantes de REDI, ZODI y de todos aquellos que, en funciones de mando, han permitido que se ataque, con inusitada sevicia, a venezolanos que reclaman, pacíficamente, el ejercicio de sus derechos constitucionales. ¿Cómo puede justificarse que circulen en la red irrefutables fotografías y videos en los cuales se observa a efectivos militares y policiales, en compañía de miembros de las bandas armadas, disparando a quemarropa, realizando saqueos a los comercios, penetrando a residencias privadas para destruir sus entradas y romper los vidrios de los vehículos particulares? ¿Se puede guardar silencio ante la profusa evidencia existente del uso de armas de guerra y del empleo de francotiradores en contra de manifestantes pacíficos? ¿No generan estos hechos, y tantos otros, un profundo rechazo hacia la Fuerza Armada Nacional? La opinión pública nacional e internacional espera una respuesta.

La catástrofe nacional se agrava, en todos los órdenes, con el correr de los días. Tan trágica circunstancia obliga a los venezolanos a una profunda reflexión, y en mayor medida a los miembros activos de la Fuerza Armada Nacional. Justamente, ustedes tendrán que decidir el camino a tomar para restituir la paz de la República. Nicolás Maduro perdió totalmente la base de sustentación de su gobierno. El rechazo popular a su figura no le permite  resolver la crisis nacional. Su descrédito político y financiero en el ámbito internacional no permite que Venezuela pueda obtener algún tipo de crédito, sea bilateral o multilateral, para poder fortalecer las reservas internacionales. Ante la necesidad de evitar incurrir en default, lo único que ha podido hacer es disminuir las importaciones de alimentos, incrementando la escasez y el hambre. Así mismo, su responsabilidad en las graves violaciones de los derechos humanos durante su gobierno lo han convertido en reo de la justicia internacional. El colmo de su crueldad e insensatez llega a tal nivel que ni siquiera ha sido capaz de aceptar el ofrecimiento realizado por la Iglesia Católica de una ayuda humanitaria a través de Cáritas. Ha preferido rechazarlo, por razones de prestigio político, aun conociendo que numerosos niños y ancianos pueden morir por falta de medicinas y comida en los hospitales.

Para colmo de males, asesorado por el régimen cubano, ha decidido tomar el tortuoso camino de convocar a una asamblea nacional constituyente, presentándola como el “mejor camino para la paz”. Nada más falso. Para nadie es un secreto, y eso los incluye a ustedes, que lo exigido por amplios sectores nacionales es precisamente el cabal cumplimiento de la Constitución Nacional vigente, ya que un proceso constituyente convocado de manera inconstitucional y arbitrario solo puede lograr agravar la insatisfacción y el rechazo de los venezolanos. Es absolutamente inaceptable, y ustedes deben tomarlo muy en cuenta, que la sola decisión de Nicolás Maduro pueda reemplazar la voluntad soberana de todo el pueblo venezolano al pretender confundir aviesamente la “iniciativa de convocatoria” a una asamblea nacional constituyente con la “convocatoria” propiamente dicha, para consolidar así un golpe de Estado. Ustedes también deben saber que la írrita asamblea nacional constituyente, que ellos piensan reunir de una manera fraudulenta para tener segura mayoría, modificará totalmente la visión establecida en la Constitución de 1999, la cual mantenía que Venezuela era un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, modificando sus principios fundamentales. Lo más doloroso es que pretenda utilizarlos a ustedes para sojuzgar a los venezolanos e imponer un régimen totalitario.

Es muy doloroso que el venezolano común considere, no sin razón, que la tiranía de Nicolás Maduro, la cual lo ha sometido a tantas penurias, se sostiene única y exclusivamente gracias al apoyo cómplice e incondicional de la Fuerza Armada Nacional. Los hechos y las expresiones de sus máximos representantes así lo demuestran. Sin embargo, los venezolanos siguen teniendo fe en ustedes. No los decepcionen. Ustedes conocen la realidad de las carencias y el sufrimiento infligido a nuestro pueblo en tantos años de rapiña y corrupción. Es justo señalar, lo conocemos perfectamente bien los oficiales en situación de retiro, las permanentes arbitrariedades que se cometen dentro de la institución armada al privilegiar la adhesión político-partidista por encima de los méritos profesionales para el otorgamiento de cargos, ascensos y reconocimientos. Eso tiene que terminar. Sin embargo, ustedes deben saber que, en tan compleja situación nacional, lo único que nuestro pueblo les exige es el fiel cumplimiento de lo establecido en la Constitución Nacional, en particular lo pautado en el artículo 328. Queremos militares profesionales, conscientes de sus deberes, disciplinados y obedientes, pero nunca obsecuentes y sumisos a un partido político. Igualmente, les recuerdo que en los artículos 333 y 350 constitucionales se establece el deber que todos tenemos de defender nuestra Constitución cuando su vigencia es amenazada. La conciencia de cada uno y solo ella le indicará la actitud a asumir.

Nuestra historia es prácticamente una relación de hechos, en los cuales la Fuerza Armada Nacional, ya sea el Ejército Libertador o la moderna organización militar creada a partir del siglo XX, siempre desempeñaron un papel protagónico en el rescate de la libertad del pueblo venezolano. Así ocurrió en la guerra de Independencia; luego en la dictadura de Juan Vicente Gómez al insurreccionarse en contra de su gobierno en los años de 1919, 1922 y 1928 y ser factor fundamental en la pacífica transición hacia la democracia presidida por los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. Posteriormente contribuyó al derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; combatió y derrotó a la insurgencia castro-comunista que pretendía arrebatarnos la democracia durante los años sesenta y setenta; y por último, combatió y derrotó la felonía cometida por Hugo Chávez y su logia conspirativa, cuando pretendió derrocar al gobierno legítimamente electo de Carlos Andrés Pérez. Esas han sido las referencias permanentes en la memoria de los venezolanos y, entre otras, la causa del inmenso prestigio y respeto que los venezolanos siempre le profesaron a la Fuerza Armada Nacional. Entonces, me pregunto: ¿cómo quieren ustedes ser recordados en nuestra historia? Cumplan con su deber en esta hora dolorosa de nuestra  historia.

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