Hemos dicho, o escrito antes, lo que por sencilla e inmensa verdad suele obviarse: es del mundo de las ideas, de lo que se piensa y se proyecta en las mentes de los seres humanos, de donde surgen nuevas realidades de organización social. Somos, de principio a fin, lo que hacemos con lo que pensamos. Es de ese primer mundo, el mental, en el que, por cierto, existen también amenazas y desafíos a vencer por su intrínseca condición idealizadora, de donde surgen los proyectos, y luego las obras. A pesar de las modificaciones que pudieran sufrir, propias del entorno, del espacio y tiempo inexorables entre pensamiento y realidad, como se materializan, con las imperfecciones deliciosamente humanas, que se irán puliendo y esparciendo a través del límite paroxístico del infinito.

Miranda era caraqueño de nacimiento (marzo 28 de 1750 – julio 14 de 1816). Como Bolívar, y como la mayoría de la población descendiente de españoles, peninsulares o canarios. Su realidad fue el producto de la lucha familiar por un merecido ascenso social desde aquella condición de inmigración a tierras venezolanas, también bautizadas como “Tierra de gracia”. Creció en la pequeña colonia, de tercera importancia que éramos entonces. Colonia que no fue realmente sino hasta 1777 Capitanía General de Venezuela, cuando ya Miranda había viajado a España convirtiéndose en oficial del Ejército de su majestad.

El legado del que fuera llamado por Bolívar “El más universal venezolano” o también “El americano más universal”, es para nosotros lección de claridad, de propósito de vida, en las actuales circunstancias que vive nuestra patria venezolana.

El próximo sábado 17 de marzo, a partir de las 10:00 de la mañana, estaremos en las instalaciones de la Digital Library de la Florida International University transmitiendo el legado de su mensaje de lucha imperecedera por la libertad, la justicia y la defensa de los derechos humanos en cualquier parte del globo planetario. Pero hoy es en Venezuela donde es preciso recobrar nuestra identidad libertaria con urgencia y darlo todo por ella. Nos han querido destruir nuestra historia, a partir de nuestros errores.

Mucho tendremos de dónde extraer ejemplos de valores y principios de actuación. También de prevención frente a la traición y los incumplimientos, que por otros crean diplomáticas situaciones que pretendan desunirnos. Mucho habremos de aclarar y recuperar la fe en nuestras causas, verdaderamente redentoras de una nación de gente noble y valerosa, como la venezolana. Los hijos de Miranda, por ejemplo, reconocieron y acompañaron a Bolívar, en otra etapa de lucha, cierto. Bolívar reconoció así mismo como el más grande a Miranda, como hemos dicho. Es Miranda quien en verdad había salvado la vida de los patriotas, sus inexpertos y jóvenes oficiales, a costa de la suya propia.

Revisaremos la geopolítica y la realidad actuales. Desde allí y desde otros escenarios daremos batalla tras batalla, hasta vencer. Desalojaremos del poder a la narcotiranía para lograr una República realmente democrática de derecho y de justicia en Venezuela. Así sellaremos la reconciliación de nuestros dos grandes libertadores: Miranda y Bolívar. Así honraremos el verdadero legado histórico de nuestra nación: de civiles y militares de honor y entrega por nuestra Venezuela libre.

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