Indignación, ira, estupor, impotencia, tristeza, es largo el rosario de emociones que recorre el país ante el anuncio del asesinato del concejal Fernando Albán en la sede del Sebin en Plaza Venezuela. Que el engendro hecho gente que presume de fiscal general trate de justificar lo injustificable era de esperarse. No menos podía esperarse de su cómplice al frente del Ministerio del Interior. Debe decirse que son tan cínicos que ni se ocuparon de ponerse de acuerdo para coincidir en sus versiones sobre el homicidio de este ciudadano.

No hay dudas de la naturaleza e intencionalidad de la gavilla que ejerce el poder en Venezuela; fingen preservar lo que están empeñados en destruir. Hablan a bocas llenas de libertades mientras nos aherrojan sin siquiera cubrir las apariencias. El caso de Albán no es la primera ejecución que ocurre en la sede de la Seguridad Nacional roja, en 2015 el piloto Rodolfo González, a quien tenían detenido en el Helicoide por “asociación para delinquir”, así como de tenencia de explosivos y tráfico de armas de fuego, supuestamente se ahorcó en dichas instalaciones. Dos años más tarde le tocó a Carlos Andrés García, quien también era concejal, por Guasdualito, estado Apure, murió en la sede de la policía política. Cada vez son más brutales al silenciar a quien disiente, los callan de la manera que sea, Óscar Pérez es una de las muestras más significativas de ello.

En otras oportunidades lo he señalado, no es de extrañar los desplantes y barrabasadas de la plaga roja, su alcahuetería es antológica, a fin de cuentas están cuidando sus prebendas que no son de poca monta, bien saben que sus “talentos” no les hubieran permitido pasar de pordioseros. Lo que no deja de ser lamentable y no menos abominable es la rauda respuesta de algunos “prohombres” frente a esta trágica situación. A guisa de ejemplo copio un mensaje lanzado el mismo día del asesinato de Albán en Twitter: “La manera más efectiva de protestar por el asesinato de Albán es votando en diciembre, en forma masiva”. Por lo visto le sobran cofrades a la Hermandad de Nuestra Señora de los Imbéciles. No les extrañe verlos colocándoles largas orejas de burro a sus caperuzas para presumir de lo mucho que saben oír.

¿Cómo no se van a eternizar los chavistas-maduristas en el poder? Demostraciones de imbecilidad y falta de tacto más manifiestas que la citada las hay de sobra. Y los rojos lo saben. Son plenamente conscientes de la falta de articulación de una real unidad para enfrentarlos, saben que la alharaca de la opinión pública internacional no llegará a ninguna parte, tienen la absoluta seguridad de que sus aberraciones no tendrán consecuencia alguna.

© Alfredo Cedeño

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