Las próximas líneas las dirijo, en especial, a la juventud militar de Venezuela.

El año 1789 es recordado, y lo será por siempre, gracias a la verdadera revolución ocurrida en aquella Francia del siglo XVIII. En ella, estuvo presente nuestro “Primer Libertador”: Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez. Luchó en la defensa de valores y principios universales del hombre: la libertad, la seguridad, la propiedad y la resistencia a la opresión. ¿Miranda acompañaría al actual régimen de Venezuela?

Desde esta tribuna llamada El Nacional, de libertad de opinión, de prensa y de conciencia, que hasta ahora ha logrado resistir el embate de la dictadura, me dirijo a todos. Como venezolano responsable, y desde esta Cátedra Internacional de la Libertad: Francisco de Miranda, con base en el artículo 350 de nuestra Constitución Nacional, manifiesto, a partir de este instante, mi desconocimiento del régimen dictatorial-asesino de Nicolás Maduro y sus cómplices.

¡Jóvenes oficiales!, asuman ustedes su conciencia y acción ¡por un presente libre para nuestra patria y para el futuro de las generaciones por venir! ¡Es ahora! En casos como este, y como ejemplo de lo que no debe ser, tenemos el castro-comunismo en Cuba, que es un régimen totalitario que se disfrazó inicialmente de plural y que por las dudas se le permitió, desde dentro y desde fuera de Cuba, asentarse, bajo circunstancias históricas diferentes, pero que hoy permanece todavía como dictadura comunista. ¡Vacilar es perdernos! gritaría Bolívar ante los que dudaban de si era tiempo para declarar nuestra independencia o no, hace ya más de doscientos años, por aquel julio de 1811. La humanidad contempló absorta, también doscientos años después, pero de la Revolución francesa (1789-1989), el derrumbamiento del Muro de Berlín, en la Alemania, donde por más de cuarenta años se había instaurado un sistema comunista de modelo soviético, que implosionó, trayendo la reunificación democrática y el progreso a este hoy país líder de Europa, después de haber pasado por el oprobio y la vergüenza bajo el nazismo de Hitler.

La misma responsable decisión y acción conjunta de desconocimiento del régimen narcocorrupto de Maduro le pido hoy la tomen todos mis compatriotas venezolanos. Familiares y no familiares, amigos, ex compañeros de la academia, del trabajo, del deporte o de la cultura. Este llamado lo extiendo especialmente también a todos los oficiales honorables que alguna vez conocí. Retirados o no, bajo el trato digno del respeto a la diversidad de ideas y posiciones que siempre frente ellos he mantenido, y que he asumido como norma de vida en homenaje al legado del Ejército libertador de medio continente americano.

Hoy la vergüenza de la tiranía castrista ha sometido nuestra república a través de un individuo innombrable que pretende llamarse nuestro presidente, mientras se burla del coraje de nuestros jóvenes venezolanos valientes, como Hans Wuerich, quien con su alma libre enfrentó, y soportó desnudo, la cobarde represión contra su cuerpo. También intenta burlar a la mujer venezolana anónima. La que con el mismo cuerpo que nos lleva en sus vientres para parirnos se enfrenta a una tanqueta, como se pudo ver alrededor del mundo. Así, nos coloca frente al conflicto existencial del abismo de la sumisión y la esclavitud, o el elevarnos mediante la firmeza ciudadana de rescatar finalmente la libertad y la democracia para nuestro país.

Compañeros oficiales ¡es el momento de asumir la decisión definitiva respecto de los que pretenden hacer de ustedes supuestos oficiales dignos seguidores del legado de Bolívar!, para en realidad arrodillarlos como peones serviles a la opresión de su pueblo, bajo la tiranía de un comando traidor-castrista. Desde el testimonio de honestidad, en los diferentes roles de gobierno y trabajo que me tocó cumplir, desde el compromiso con la patria, y de lo mejor de mi esfuerzo por la paz, pero con respeto al derecho a la rebelión para garantizar nuestra libertad, y la libertad de las generaciones futuras, declaro frente a ustedes mi compromiso vital de no descansar hasta ver restituidas las garantías democráticas y sociales en nuestra Venezuela.

Ser cómplice silente de este régimen de sadismo criminal en aumento tiene responsabilidad. Aun para los que piensen que no actúan directamente junto a sus violaciones. El genocidio progresivo mediante asesinatos sucesivos de jóvenes y mujeres desarmados tendrá castigo. Este régimen, violador de nuestros derechos de ser libres, de trabajar y sostener con dignidad a nuestras familias, a nuestros niños, mujeres y ancianos, caerá. El derecho a la formación pluralista de nuestros jóvenes, con crecimiento sano desde niños, lo rescataremos de las garras de la vejación que, de manera pública y notoria recogemos gracias al testimonio de las incontrolables filmaciones de cámaras de los periodistas, y de los valientes ciudadanos que las toman. También por el testimonio doloroso de los que han logrado sobrevivir y escapar del tormento de sus captores-mercenarios. Dichos mercenarios, cual secuestradores infames, atrapan a discreción, torturan, y vejan tras las sombras a nuestros muchachos. También a muchos de los oficiales dignos, como al general Ángel Vivas. Todos por no haberse doblegado contra la dominación castrocomunista de la narcodictadura. Conocí, y entre con él nuestro Panteón Nacional, un 17 de diciembre de 2002, a un joven valiente llamado Leopoldo López Mendoza, a quien la dictadura mantiene secuestrado por ser símbolo de resistencia y libertad, hace más de tres años, en una cárcel militar. Ellos serán liberados, y los criminales y cómplices capturados, y encarcelados.

Mediante la violación y manipulación de los sagrados principios mirandistas y del auténtico bolivarianismo, ahora el régimen pretende instaurar en nuestra patria un modelo de Estado totalitario, castrista-cubano, vía disfraz de iniciativa de llamado a una supuesta asamblea nacional constituyente, la cual pretende realizar por sectores y cotos territoriales dominados por su mano opresora. Así completa su promesa de amenaza de repartir 500.000 fusiles a supuestos milicianos; lo que es en realidad la conformación de un ejército mercenario paralelo al que ustedes oficiales legítimamente integran. Ustedes son parte de la esperanza del pueblo para impedírselo de inmediato, e iniciar junta a la actual Asamblea Nacional, también legítimamente integrada, el proceso de retorno a la democracia.

El resultado que los traidores a la Constitución nos dejan es esta Venezuela caótica, desmembrada, ultrajada por mercenarios que asaltan, saquean y asesinan, bajo la mirada complaciente de supuestos “guardias nacionales” venezolanos. A partir de ahora, todos tenemos la palabra y la acción comprometida con el rescate de nuestra patria, conforme al deber constitucional claramente establecido en el artículo 333: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuera derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

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