Año de grandes dificultades, el teatro venezolano supo enfrentar con creatividad y tesón las adversidades presentadas, dejando un valioso trabajo que demuestra el talento de jóvenes y veteranos, quienes desde las tablas, asumen con dedicación y pasión, una elección de vida.

Del Tercer Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural, recordamos su montaje ganador, Tom en la granja de Michel Marc Bouchard, en versión de Carlos Fabián Medina, con las aplaudidas interpretaciones de Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Haydée Faverola y Sahara Álvarez. Axel Valdivieso logró un meritorio segundo lugar, trabajando el texto del español Fernando Arrabal, con las intensas actuaciones de Adolfo Nittoli, Eulalia Siso, Moisés Rivas y Rafael Monsalve.

Pedro Borgo resultó seleccionado como el ganador del premio Marco Antonio Ettedgui de este año, en la celebración de los 46 años de la agrupación Rajatabla, para la cual presentó como realizador una puesta en escena de Los ciegos de Maurice Maeterlincik.

Del argentino Claudio Tolcachir se presentó Emilia, una producción del grupo Deus Ex Machina, dirigida con acierto por Rossana Hernández, sobre maltratos del alma y del cuerpo, sufridos por sus protagonistas interpretados por una emotiva Diana Volpe, junto a Elvis Chaveinte, Carolina Torres y Jorge Melo, junto a Martín Moreno, quien destacó además este año, con sus trabajos en obras como El circo: El hijo del presidente (escrita por Lupe Gehrenbeck y dirigida por Gabriel Agüero) y en el interesante montaje realizado por Oswaldo Maccio en La sed, sin duda una de las más interesantes puestas en escena alternativas del 2017.

Bajo la dirección de Rossana Hernández, vimos también Mi hijo solo camina (un poco) más lento, del croata Ivor Martinic, que nos obsequió los conmovedores trabajos de Manuelita Zelwer y Verónica Arellano, junto a la frescura de Fabiola Reyes y el apoyo de un sólido elenco en el que participaron además Diana Peñalver, Rafael Monsalve, Daniel Henríquez, Pedro Alván, Shakti Maal, Julián Izquierdo y Gabriel Agüero turnado con Fernando Azpúrua, en la interpretación de Branko, el hijo discapacitado.

La Caja de Fósforos mantiene su referencia en la producción teatral venezolana, y este año, con la realización del Primer Festival de Dramaturgia Europea (la llamada “Estación Europa”), con la representación de Sí pero no lo soy de Alfredo Sanzol (España), Shopping and Fucking de Mark Ravenhill (Reino Unido), Aruba/Málaga de Lukas Bärfuss (Suiza), La primera vez de Michał Walczak (Polonia), además de Dissonorata de Saverio La Ruina (Italia), con un gran trabajo de Diana Volpe en su interpretación, y Villa dolorosa de Rebekka Kricheldorf (Alemania), esta última quizás la mejor de las seis, dirigida por Orlando Arocha (quien además dirigió Dissonorata), con las actuaciones de Ana Melo, Marielena González, y una espléndida Valentina Garrido, junto a Aitor Aguirre y Daniel Jiménez.

Lo anterior es solamente una parte de lo memorable de este año. La próxima semana ampliaremos y concluiremos este resumen del 2017.

@jose_pisano


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