A flote. A principios de 2016, The Wall Street Journal publicó que el imperio Playboy se pondría a la venta por un monto de 500 millones de dólares. Nada mal para una aventura que comenzó con 600 dólares, reunidos por los estadounidenses Hugo Hefner y Eldon Sellers, quienes decidieron lanzar al mercado una revista para caballeros que produjo mucho ruido y muchas nueces, en medio de una sociedad que perdería su virginidad varios años después por la revolución sexual.

La empresa fue fundada el 1° de octubre de 1953 (hoy hace exactamente 64 años) y ofreció su primer número en diciembre del mismo año, con un tiraje de 53.991 ejemplares. El gancho de venta lo constituyó una inédita sesión fotográfica de la mítica Marilyn Monroe, quien había posado desnuda cuando todavía era la desconocida pelirroja Norma Jeane.

A partir del segundo número fue incorporado el conejito diseñado por Art Paul que se ha convertido en uno de los logotipos más conocidos del planeta. Inicialmente, sería utilizado como cuadratín (símbolo que indica el final del texto), pero los editores consideraron que merecía un lugar más destacado, porque resumía la filosofía de la publicación: juguetona, coqueta y elegante. 

A pesar del éxito inmediato, Playboy no las tuvo todas consigo. Las críticas surgieron desde los sectores más conservadores que centraron sus cuestionamientos en la explotación de la figura femenina (hoy hablarían de la cosificación de la mujer), sin valorar el sobrio tratamiento del desnudo ni la seriedad de las entrevistas a los personajes más inverosímiles.

Pero el mercado estaba ahí –hasta entonces atendido por revistas clandestinas– y las ventas expandieron un negocio que llegó a contar con casinos, hoteles y clubes, atendidos por curvilíneas modelos, para convertirse en un emporio que apenas trastabilló en 2015, cuando la directiva tomó la decisión de dejar de publicar fotografías de mujeres desnudas. El oxígeno llegó con la reincorporación de Cooper Hefner, el cuarto vástago del fundador, quien recuperó la esencia de Playboy, adaptándola al siglo XXI: números bimestrales y contenidos regulares online.

De esta forma, el legado de Hugh –fallecido el 27 de septiembre– se mantendrá vigente, aunque el foco continúe siendo la exuberancia femenina y no el apoyo que ofreció a quienes luchaban por los derechos civiles de los negros o a quienes se opusieron a la guerra de Vietnam, por ejemplo. El conejito permanece imborrable en la memoria colectiva. 


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