El régimen de delincuencia organizada de Venezuela está dispuesto a burlarse indefinidamente de su pueblo y de la comunidad internacional. La crisis humanitaria, el narcotráfico, los crímenes y la detentación ilegítima e ilegal del poder político que el castrochavismo ha producido y ejecuta en Venezuela afectan a toda la región y al mundo. Los gobiernos democráticos tienen los medios legales para actuar y terminar con el peligro que representa la dictadura de Nicolás Maduro tomando más medidas concretas.

Los venezolanos y la gente que padece las consecuencias de la dictadura castrochavista en Venezuela y en la región están desesperados, ya acusan cansancio de análisis, discursos, solidaridad y buenas intenciones de los gobiernos democráticos, organismos internacionales y líderes políticos, mientras la situación se agrava y la dictadura cierra la jaula de oprobio para permanecer indefinidamente en el poder.

Se han adoptado importantes medidas por parte de países democráticos como Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Perú y otros, pero no son suficientes para impedir los crímenes que la dictadura comete a diario en Venezuela. La única manera de cesar los crímenes de la dictadura es acabar con la dictadura misma.

En la situación actual, el derecho internacional ofrece más mecanismos para devolver la libertad y la democracia a Venezuela, sin necesidad de llegar al uso de la fuerza para restaurar la paz y la seguridad internacionales. A continuación algunas sugerencias de acciones que la democracia mundial tiene respecto a la dictadura de Venezuela:

–Desconocimiento expreso de Nicolás Maduro y su régimen como gobierno de Venezuela, inhabilitándolo para seguir representando y actuando internacionalmente. Se trata de retirar al régimen la representación del sujeto de derecho internacional.

–Retiro de embajadores como lo ha hecho Costa Rica.

–Aplicación de la Convención de Palermo contra Maduro y sus cómplices por “efectos sustanciales en otro Estado”. La comunidad internacional no puede seguir permitiendo a Maduro cubrir sus delitos con el argumento de ser un gobierno y con el ardid de soberanía. El control de Venezuela por un grupo de delincuencia organizada y la comisión diaria de delitos que tienen efecto en todo el mundo no es un asunto interno, es un asunto de crimen organizado transnacional. Millones de venezolanos convertidos en migrantes forzados en Panamá, Brasil, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Estados Unidos, México, Canadá, España… son la prueba, sin contar el narcotráfico y los crímenes de lesa humanidad.

–Cumplimiento de la orden del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (el legítimo en el exilio) que con plena jurisdicción y competencia determinó el enjuiciamiento e inhabilitación de Nicolás Maduro para ejercer cargos públicos y ordenó a la Guardia Nacional Bolivariana que notifique y detenga al dictador, pidiendo a la Interpol que emita alerta roja. Solo el secretario general de la Organización de Estados Americanos ha reconocido hasta ahora esta orden judicial.

–Suspensión de relaciones económicas. No puede ser que mientras Estados Unidos, Canadá y otros países imponen sanciones contra el régimen dictatorial de Venezuela, otros gobiernos reponen embajadores en clara muestra de soporte por sus intereses económicos en Venezuela y presión de la dictadura.

–Desconocimiento de los actos y contratos de la dictadura. Nada de lo pactado internacionalmente por la dictadura debe ser reconocido y no será reconocido cuando la democracia se restaure.

–Inhabilitación de la personería del régimen de Nicolás Maduro para actuar a nombre de Venezuela en los organismos internacionales, con retiro de las representaciones que ha acreditado.

–Señalamiento y sanciones a los regímenes no democráticos socios de la dictadura de Venezuela, que en la región son Cuba, Bolivia y Nicaragua, por las violaciones contra la paz y seguridad internacionales y actos de intervencionismo.

–Instar la apertura de los procesos planteados contra Nicolás Maduro y sus cómplices ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, como de interés internacional, respetando y cumpliendo con el objeto para el que tal organismo ha sido creado.

–Presión internacional abierta a la dictadura de Cuba, que es la que ha organizado, dirige y sostiene el régimen de Maduro.

*Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy


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