Esta selva en la que nos ha convertido el país, donde la ley es un estorbo que suele ser apartado a machetazos, no pierde su esencia, conserva sus aromas de civilidad y organización ciudadana. Maracay, que ha sido punto de asilo o partida de dos de las más sangrientas dictaduras que ha padecido Venezuela, Gómez y Chávez-Maduro, también es, en estos tiempos de tantas convulsiones, cuna de expresiones organizativas que hacen crecer la fe en nuestro futuro.

En abril del año pasado escribí sobre dos niñas: Yenia Martínez, de 22 años de edad, y Fany Ramos, de 20, quienes pusieron en marcha Sopapatimcy. Iniciativa para dar un plato de comida caliente a los hambrientos en la capital aragüeña. Hoy escribo del Movimiento Ciudadanos Civiles, fundado allá por siete profesionales: un abogado, dos ingenieros, un economista y tres profesores. En un papel de trabajo de ellos que circula entre amigos se lee: «Hoy, en un escenario donde la realidad asfixia, muchísimas personas en Venezuela claman por expresarse, por participar de alguna forma, es esa angustia la que se ve reflejada en el caos de voces que inundan las redes y las calles».

Este grupo que ha ido expandiéndose de manera orgánica y sin aspavientos habla de la necesidad de auténtico respeto para el ciudadano, y puntualiza: «Un liderazgo político ensimismado y, por ende, cada vez menos reconocido por la población, necesita transformación profunda, en las bases que lo sustenta».

Civiles se plantea como objetivos específicos construir el discurso político como vehículo efectivo que transmita las ideas de la civilidad; conocer el territorio político; concebir una agenda de acción política; establecer los canales comunicacionales que reflejen la imagen, el estilo y la estética que los identifique y desarrollar políticas de organización y logística de las tareas a través de actividades de seguimiento y revisión continua de los esfuerzos realizados en los ejes de acción.

Mientras tanto, y como para darles la razón, el mamotreto unitario hace más aguas que el Titanic. El picapleitos Ramitos los abandona y hay quienes aseguran que todo obedece a la presión rojita sobre sus hijos, quienes sostienen una productiva relación con el mundo petrolero. Los «dirigentes» acuden en gavilla contra María Corina Machado, que ha cometido el imperdonable pecado de no ser comparsa de esa parranda de infelices. En contraste con esa casta cada día más autodesprestigiada, Ciudadanos Civiles están empeñados en promover «la noción emergente del desarrollo sustentable, evaluado en cuatro dimensiones: la económica, la social, la ambiental y la institucional».  ¿A quién preferiría usted como baquiano en un momento como este?

© Alfredo Cedeño

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