A los soldados de la patria…patria…patria ¡qué…herida!: “En nombre de la democracia utilicemos el poder de la libertad”.

Para comprender un poco más sobre el origen de esta famosa canción que de todos es conocida desde hace mucho tiempo, debemos empezar por referir que la mayoría desconoce su origen, pero se dice que la canción nació durante una guerra de los franceses contra los ingleses, en la que perdieron la vida cinco generales ingleses, en la que Marlborough sorteó tales peligros, pero entre los franceses llegó a circular, como verdadera, la noticia de que había muerto. En esta creencia, la misma noche de la batalla, a uno de ellos se le ocurrió componer y cantar con sus compañeros esta canción que consta de 22 coplas y que es una especie de oración fúnebre a quien tanto daño les había hecho durante muchos años, y para celebrarlo compusieron la famosa canción cambiándole el nombre (por problemática de pronunciación), por el de Mambrú, de más fácil dicción. Por un tiempo, los versos se olvidaron, pero la nodriza del hijo de María Antonieta (1755-1793) y Luis XVI (1754-1793), la popularizó en el Palacio de Versalles, y así fue que de Francia pasó a España y, por último, llegó a nuestras tierras latinoamericanas.

Otra versión da cuenta de que la canción fue compuesta tras la batalla de Malplaquet (1709), que enfrentó a los ejércitos de Gran Bretaña y Francia, durante la guerra de sucesión española, pero la melodía de la canción parece ser aún más antigua, pues, según Chateaubriand, es de origen árabe y habría llegado a Francia de manos de los cruzados. A España habría llegado por influencia de los Borbones, quienes solían cantarla, sobre todo las niñas, acompañando el juego de la rayuela. Lo cierto es que el tema de la canción fue empleado por Beethoven en su obra La victoria de Wellington, sobre la derrota napoleónica de Votira en 1813, para simbolizar a Francia.

Existen versiones en otros países como Argentina, Chile, México, Paraguay, Perú, Uruguay y otros más de Latinoamérica. En Argentina, la poetisa y cantautora María Elena Walsh popularizó esta melodía entre los chicos durante las décadas del 1960-1970. También la misma autora escribió otras canciones en homenaje a Mambrú, como la canción del estornudo.

Todo este prolegómeno de la famosa canción, que muchos de nosotros escuchamos en tiempos pretéritos, es para referirnos a lo que significa una guerra, que no es otra cosa que un conflicto armado, en el que intervienen dos o más partes. Se aplica a una lucha o enfrentamiento armado entre países o grupos de personas. Con este significado, se utiliza para formar conceptos como guerra civil, buque de guerra, prisionero de guerra o posguerra. En sentido figurado, también se habla de “guerra” para referirse a una pugna, combate, oposición o enfrentamiento entre dos o más partes sin que intervenga la fuerza.

Esta palabra tiene procedencia germánica: werra (pelea, discordia). A su vez, puede proceder del alto alemán antiguo wërra (confusión, tumulto) o de la palabra en neerdandés medio warre.

Con el pretexto de la intimidación y supuesta invasión de Estados Unidos, Nicolás Maduro no dudó en montar un espectáculo circense en días pasados en la Base Aérea Libertador (BAEL) de Palo Negro en Maracay, en el que se mostró el “poderío militar” de la Fuerza Armada venezolana con demostración de armamento y desfile de grupos militares de los distintos componentes, así como una acuarela de bailes de diversas regiones, en el que participaron grupos de danzas típicas que nada tenían que ver con la celebración de la efemérides castrense.

Tropas de la Fuerza Armada de Venezuela desfilaron e hicieron demostraciones como si fuesen a combatir a un potencial “enemigo”, lo que al principio se inició con una demostración de vuelos con aviones de combate, maniobras de defensa y despliegue paracaidístico, se convirtió en un espectáculo que se transmitió en cadena por televisión, en la cual se observó a militares de la fuerza élite de combate encapuchados y camuflados como si estuviesen combatiendo, muy al estilo de las fuerzas del Estado Islámico. ¿Una casualidad o simplemente se utilizaron “manuales islámicos”.

Maduro aprovechó el escenario de la duodécima conmemoración del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb) para pedir a los militares “aceitar” los fusiles y en una histriónica incontinencia verbal contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y exigir “máxima lealtad” a los miembros castrenses que participaron en la jornada, tras expresar: “Los fanfarrones que se queden con sus amenazas. Se tragarán sus amenazas porque a Venezuela no la toca nadie” e instó de seguidas a los efectivos castrenses a “trabajar en profundidad para garantizar que cada eslabón de la cadena de defensa en el concepto de guerra de todo el pueblo antimperialista se vaya afinando, se vaya activando y esté preparado para garantizar que Venezuela siga navegando el siglo XXI como un territorio de paz, de tranquilidad”.

No hay duda alguna de que las recientes medidas acordadas por el presidente Trump contra el régimen de Maduro lo tiene sumamente alterado, por cuanto el imperio le cerró las puertas junto a una treintena de enchufados, chavistas y amigos del régimen, además de las amenazas de intervenir a Venezuela si fuese necesario, pese a la opinión de otros países latinos, como la del presidente colombiano Santos, quien le pidió al jefe de Estado del tío Sam que “ni lo pensara”, pues para ello existe el diálogo.

No es la primera vez que el “hijo putativo de Chávez” realiza un “contrataque” a las amenazas de Trump, pues desde el comienzo de dichas advertencias, se ha propuesto presentarse como “un gallito de pelea”, como puso de manifiesto en el acto castrense al que hacemos alusión en párrafo anterior, el cual por cierto fue una caricatura, de un real ejercicio militar, lejos de los que demuestran sus pares de Corea del Norte, China, Irán, Rusia, sin comparsas de bailes, folclore ni nada que se parezca, países que sí son potencias, y no como Venezuela, que según Maduro lo será pronto, sin siquiera tener gasolina, alimentos, medicinas y, para completar, urgido de ayuda humanitaria.

Maduro no vaciló en poner en práctica el Principio de la Transfusión del decálogo de Joseph Goebbels, ministro de información de Adolfo Hitler, el cual reza que por regla general “la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales, pues se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas”.

Maduro se fue a la guerra,

¡qué dolor, qué dolor, qué pena!

Maduro se fue a la guerra,

no sé cuando vendrá.

Do-re-mi, do-re-fa,

no sé cuando vendrá.

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