Siempre que se nos habla de filosofía, nuestra mente nos remite a realizar extrañas cavilaciones e intrincadas propuestas orales para situarnos a nivel de las circunstancias del medio que nos presenta este reto intelectual; sin embargo, esta disciplina no puede ser vista de una manera compleja, deberíamos entenderla como un acto natural del hombre.

Con esto trato de decir que el pensamiento filosófico está presente en la vida diaria del ser humano, pero por circunstancias relacionadas con nuestros muy diversos estilos de vida, difícilmente reparamos o nos detenemos por unos instantes a ejercer y practicar la filosofía de un modo sencillo.

Bien es cierto que el hecho filosófico en grados muy elevados es en sí bastante complejo, pero en promedio, los estratos de complejidad no están presentes ni son altos, no se requieren enormes dosis de destreza para entenderla ni mucho menos grandes estudios en temas en particular; lo único que se nos exige es raciocinio, y ese, todos lo tenemos.

En el exclusivo tálamo sofista, los pensamientos del filósofo Sloterdijk reposan de manera soberbia en un mundo elocuente de reflexión fulminante y lapidaria, en el que los ideales del pensador tienen voz, eco y una resonancia épica en el ámbito de la literatura universal.

Sloterdijk nació en la ciudad alemana de Karlsruhe en el año de 1947. Desde sus años de estudiante se adentró en el examen de la filosofía, la germanística y la historia en las universidades de Munich y Hamburgo, lugares en los que sus ideas maduraron para dar como resultado a un pensador insólito.

Su interés por los asuntos políticos, intelectuales y humanistas del mundo contemporáneo y su aversión por todo tipo de pensamiento conformista le han llevado a alternar su trabajo como profesor universitario con la literatura, el ensayo y la actividad filosófica. El autor inició su carrera literaria en la década de 1970, pero definitivamente la obra que le catapultó a la fama fue Crítica de la razón cínica en 1983.

Este trabajo, a pesar de ser filosófico, alcanzó desde su aparición un asombroso éxito editorial, además suscitó interesantes debates y hasta la fecha recoge con excelencia el pensamiento de Sloterdijk. Se ha dicho que es “una de las obras más provechosas e inteligentes aparecidas en Alemania”, y que todo buen lector debe estar dispuesto a desentrañar.

Por lo anterior, ya he dicho que la obra de Sloterdijk es filosófica, pero además de sus múltiples ensayos, ha escrito una novela única en su tipo, en la que nos revela su talento erudito, mágico, y que se encuentra al borde del abismo para que de manera sencilla utilice la creación literaria a fin de estructurar un libro con tintes psicológicos.

El árbol mágico (1986), su única novela, nos muestra que su talento narrativo y su pensamiento, que siguen la línea de la tradición decimonónica de escritores filosóficos como Marx, Kierkegaard o Nietzsche, no son exclusivos de la amplia producción ensayística que posee y que es capaz de brindarnos grandes relatos filosóficos fáciles de comprender.

El árbol mágico se desarrolla en la verbena de la historia de la Revolución francesa. En sus páginas podemos percibir acervos antiguos que han sido base de las tradiciones de los pueblos europeos; también encontramos características de las novelas alemanas del siglo XVIII, junto a refinadas tertulias y citas frívolas o eruditas hechas por muchachas lascivas y astutos funcionarios en posadas y dormitorios.

Algo increíblemente fascinante en esta pieza es el elemento psicológico que recorre el libro de principio a fin: los personajes cuentan con personalidades definidas y muy variadas, pero, además de estas figuras, los paisajes y los escenarios son de una prodigiosidad y estructura de características independientes.

Todos los elementos de la obra interactúan uno con el otro, de manera directa o indirecta se relacionan, van de la mano construyendo una unidad de carácter épico, y los pensamientos y emociones internos brotan del interior de los personajes y de las sombras de la naturaleza de modo convulso para recrear una escena grandilocuente.

Sloterdijk ha logrado construir una novela de carácter filosófico y tintes psicológicos muy interesantes; la fuerza interior del ser humano es el motor alquímico de El árbol mágico y la tenue sombra de las motivaciones intelectuales del hombre le agregan un agradable sabor a una lectura que es trascendental para el pensamiento del siglo XXI.

Este interesante libro ha sido escrito por un filósofo alemán que por obras colosales como Crítica de la razón cínica y otros tantos ensayos, está considerado como uno de los pensadores universales más originales y provocadores de la actualidad.


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