En el marco de la 73 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, lo primero que podemos concluir es que se pone en evidencia que la situación venezolana está en primera línea de abordaje para la mayoría de los países miembros, y aunque pareciera que se está cerrando el círculo de una intervención internacional, la declaración del presidente de Estados Unidos deja claro que el gobierno de Venezuela no es una amenaza para la seguridad de su país, con lo que descartó rotundamente la opción de una invasión de los marines a nuestro país.

Además, hay que analizar el porqué de las 17 abstenciones, que junto con los 7 votos en contra suman más que los que votaron a favor, en la aprobación de la resolución, a fin de exhortar a que cesen las violaciones de derechos humanos y permitir la cooperación internacional humanitaria, decisión que además era un hecho previsible, un paso más del acoso internacional al gobierno.

Otro aspecto relevante es que por fin se está pasando de la guerra de micrófonos a acciones concretas por parte de la comunidad internacional. Como lo es la denuncia formal de seis países ante la Corte Penal Internacional, a la que se le suma ahora Francia. Esta sí es una forma clara y contundente de fijar posición sobre lo que ocurre en nuestra Venezuela y de apoyar verdaderamente nuestra lucha, ya que de delitos de lesa humanidad no se salva nadie, aunque pasen los años.

También está la petición de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, de dejar entrar al país a los investigadores de United National Human Rights, tras la resolución del Consejo de la ONU de Derechos Humanos.

Por otro lado, tenemos, entre las mentiras de Nicolás Maduro en la 73 Asamblea General de la ONU, que haya pedido desbloqueo financiero a Cuba y no pide desbloqueo a Venezuela, lo que deja claro que no existe tal bloqueo.

También es necesario aclarar que a Nicolás no lo pueden detener, ni en la ONU ni en ninguna parte, porque hasta ahora no tiene una orden de captura internacional, lo que tiene son sanciones de varios países que no valen como orden de captura.

Además de que son protocolos al orden internacional y al funcionamiento de este organismo, sin embargo, entiendo a nuestro pueblo y la indignación que sienten al ver cómo Nicolás puede viajar libremente a Estados Unidos y pararse ante la Asamblea General de la ONU con su cara muy lavada a mentir, como antes lo hicieron Gadafi, Fidel Castro, entre otros, mientras la realidad es que cada día tenemos más venezolanos caminando sin rumbo por Suramérica, producto del desespero, en un país, en el que si no nos mata el hambre, nos mata la inseguridad, la falta de medicinas o, simplemente, el alto costo de la vida, producto de una hiperinflación que se encamina a batir todos los récords mundiales nunca antes vistos en país alguno, de seguir con este modelo económico.

Sin embargo, debo concluir diciendo que Maduro recibió una paliza monumental en la ONU, a pesar de haber lanzado su cortina de humo con el tema del magnicidio. Ojalá el gobierno de Trump le pusiera a la orden al FBI, a ver cuál va a ser la respuesta de Nicolás ante la presencia de un organismo de investigación no solo especializado, sino independiente, que sin lugar a dudas lo dejaría más desnudo ante el mundo de lo que ya se encuentra.

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