Esta es una comparación imposible de hacer con honestidad. Sin embargo, las actuaciones de uno y otro permiten referencias a las consecuencias que para sus respectivos países tuvieron y han tenido sus actuaciones.

En el caso de Maduro hay poco que decir. Como miembro prominente del núcleo originario del gobierno castrochavista, es responsable primario de cuanto ha sucedido bajo su ejercicio, pero también de los enormes y costosos disparates de su antecesor inmediato. Ambos representan lo peor de cuanto puede sucederle a una nación civilizada. Hay una mezcla terrible de socialismo cubanizado con una dosis insólita de incompetencia, falta de ética, y de honradez integral. El proceso de corrupción no tiene precedentes en el continente y hay pocos en el mundo.

Parece mentira, pero Venezuela es al día de hoy, una pobre República en proceso de extinción. Internamente, y también fuera de nuestras fronteras, se discute si esto es consecuencia exclusiva de un proceso ideologizado que trabaja para convertir al país en una tierra de mendigos en la que todos, sin excepciones, ricos y pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres arruinados y empobrecidos quedan en total dependencia del Estado-gobierno bajo la intervención directa del régimen cubano y el apoyo de factores externos vinculados al régimen. Esa vinculación es política, por supuesto, pero también determinada por factores económicos y financieros. Están a la vista. Ya no somos lo que fuimos. Lo que seremos está en el campo de las crecientes incertidumbres que se apoderan de todos. De allí nuestra convicción de que es la hora de la liberación nacional. No para volver a un pasado que no volverá, sino para construir desde el presente, un futuro cierto y posible de libertad y verdadera democracia.

Me aparto del tema para rendir tributo de reconocimiento a un gran hombre que acaba de fallecer. Me refiero a George H. W. Bush 41 st y padre de George W. Bush 43 st, ambos presidentes de Estados Unidos de América. Fue vicepresidente durante los ocho años de los dos ejercicios cumplidos por Ronald Reagan y, previamente, con una trayectoria impecable en Naciones Unidas y con relación a China, bajo el mandato de Richard Nixon. En ambos casos con una huella de éxitos que fortaleció el liderazgo mundial de su país.

Sus hijos, George W. y Ted, fueron, además, reconocidos y exitosos gobernadores de Texas y Florida respectivamente. El primero, presidente en dos períodos, y el segundo, aspirante fallido frente a Trump en la última Convención Nacional republicana. Bárbara, su esposa de toda la vida, falleció unos cuantos meses antes. Fiel compañera de todas las épocas y circunstancias. Esto incluye sus tempranas luchas como piloto y paracaidista de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Tuve la fortuna de conocerlo.

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