El periodista español Jordi Évole conductor del programa Salvados, que se transmite para su país de origen y una parte importante del mundo de habla hispana, realizó una entrevista a Nicolás Maduro que, al igual como fue la realizada por María Elvira Salazar de la cadena Fox, fue por solicitud del propio usurpador de Miraflores.

En tal sentido, cuando el entrevistador en una de sus interrogantes le preguntaba a Maduro si estaba “contra las cuerdas”, y más allá de las eufemísticas respuestas que pudo haber expresado el entrevistado sobre el particular, la verdad es que el hecho de que Maduro busque aparecer en las pantallas tanto de Estados Unidos como de Europa, así como diversos países de América Latina, y que no sea precisamente por la desprestigiada cadena Telesur, que además ha sido calificada como medio de propaganda, no solo revela que efectivamente Maduro está contra esas cuerdas, sino que está caído en la lona, y pareciera que de llegar a levantarse, eso no cambiaría para nada el resultado de un combate que no solo tiene perdido, sino que pareciera que la única finalidad es seguir golpeando al pueblo, con el propósito de dejarlo lo más afectado posible, independientemente de que al final no tenga ninguna probabilidad de victoria.

Así tenemos que cuando Maduro decide someterse nuevamente a las preguntas de Jordi Évole, y no a las concebidas e hipócritas ruedas de prensa en las cuales solo miente a sus anchas, es obvio que el ahora usurpador se arrodilla a las grandes cadenas mediáticas del mundo, máxime cuando hacia finales de 2017 el periodista mencionado ya lo había entrevistado, y Maduro entre otras calificaciones se atrevió a decir en aquella ocasión sobre el entrevistador que “eso no fue una entrevista, eso fue un interrogatorio, y faltó fue darme cachetadas, pegarme (…) inclusive las luces que él montó es como si yo estuviera preso en Guantánamo”¹. Entonces, ¿para qué someterse Maduro a un nuevo “interrogatorio con cables eléctricos” como definió en esa oportunidad su entrevista con el comunicador español? La respuesta es obvia. Tal será el nivel de desesperación que si el precio de poder ser escuchado implica volver a la silla eléctrica es preferible esa condición que estar cada vez más aislado en lo político y económico.

Por ello, solo bastaría observar la versión resumida de la reciente entrevista de Nicolás Maduro con Jordi Évole² para comprobar que el autodenominado “hijo de Chávez” no solo se quedó sin respuestas, sino que el hecho de negar los testimonios de venezolanos que han emigrado, diciendo el repetido discurso que han sido “engañados”, o confundir a Aznar como un político de “izquierda”, o llegar al extremo de negar las palabras del ex presidente uruguayo “Pepe” Mujica ante las posibilidades de realizar unas elecciones generales, afirmando que él no conoce su “pensamiento”, son tres contestaciones que no solo dejaron a Maduro “contra la cuerdas” sino demuestran –como lo dijimos al principio– que cayó en la lona.

Igualmente, cuando Maduro niega ante Jordi Évole que en Venezuela no existe persecución de periodistas extranjeros, sino “chequeos” aunque estos sean de 48 horas, también revela que el usurpador no solo ha perdido la sindéresis y concepción política, sino que hechos de esa naturaleza y magnitud son los que fortalecen para que el entrevistador lo defina como una “máquina de incumplir promesas”³ cuando le recordó no solo que no había pagado a los pensionados en el exterior, sino que tampoco había llevado el debate sobre el matrimonio homosexual ante su ilegal e ilegítima “constituyente”. Verbigracia, resulta vacua la justificación de Maduro diciendo en el caso de los pensionados que no sabe qué ha podido pasar para que esos venezolanos no hayan recibido sus pensiones, lo cual se convierte en una respuesta mediocre de alguien que se jacta de tener todo bajo control en Venezuela, y tener que remediar el hambre de nuestros pensionados en otros países con un simple “pido perdón”, y sobre el tema que favorezca en derechos sociales a los homosexuales, tener que argumentar que “no se ha dado el debate” en la susodicha “constituyente”.

Ante tal realidad, y para evitar que Maduro termine haciendo el ridículo de que un Jorge Rodríguez –quien asegura que los trabajadores laboran 800 horas al mes– sea quien dirija y controle sus “entrevistas”, sugerimos que sea Mario Silva quien en una próxima ocasión lo entreviste a través de Venezolana de Televisión y Telesur cuando necesite hablarles a los “imperios”. Tal vez de esa manera evite ser pasado por la “electricidad” y las “cuerdas” incluso hasta de pensionados y homosexuales.

En síntesis, Salvados con su entrevistador Jordi Évole, si durante aquella entrevista en 2017 había sentado a Maduro, según palabras más, palabras menos del propio usurpador de Miraflores, en una suerte de silla eléctrica, en esta ocasión (2019), luego de tenerlo contra las cuerdas y lanzarlo a la lona, terminó de acribillarlo sin piedad, razón por la cual no sería de extrañarnos que el madurismo termine demandando al comunicador español por ser un enviado del imperialismo, que solo busca linchar a su “líder” mediáticamente en el contexto internacional, en especial por recordarle sus promesas incumplidas, que de esas los venezolanos llevamos un sexenio escuchando sus mentiras que han destruido por completo al país.

***

¹ https://www.youtube.com/watch?v=WwKniBsS4Xs

² https://www.youtube.com/watch?v=HszqFWFG-XI

³ https://www.lasexta.com/programas/salvados/mejores-momentos/jordi-evole-le-recuerda-a-nicolas-maduro-sus-promesas-incumplidas-video_201902035c5755e40cf2aa7447d90247.html


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!