Inagotables aplausos. 
Salvo deshonrosas e inolvidables excepciones, el medio artístico ha unido su voz a las de millones de venezolanos que luchan por la libertad y el retorno de la democracia. 

Desde figuras de talla internacional como Miguel Bosé, Alejandro Sanz y Nicky Jam hasta connacionales como Franco de Vita, Ricardo Montaner y Karina, entre muchísimos otros, han aprovechado las tribunas con que cuentan para relatar al mundo lo que sucede en la tierra de Bolívar y llamar la atención sobre la apatía de la comunidad mundial. 

Pero hay otras iniciativas que también merecen el aplauso del pueblo, porque significan maneras distintas de sacar ventaja a los megáfonos que les otorga la celebridad. Vale la pena colocar la lupa sobre tres ejemplos. 

A pesar de que María Conchita Alonso lleva años residenciada en Estados Unidos, ha sido una activista de postín contra el régimen instaurado en 1999. En reciente rueda de prensa con los medios mexicanos anunció que asumirá la recolección de firmas para llevar a la Corte de La Haya a los principales responsables de la violación de derechos humanos en Venezuela. Las matemáticas permitirían jugar con la taquilla lograda por sus cintas hollywoodenses y el potencial apoyo a su propuesta, pero los números siempre resultan terreno pantanoso para un comunicador. 

Instalado en México, donde hay una importante colonia de compatriotas, el actor y animador Pastor Oviedo ha liderado una gira por las sedes diplomáticas de los países que han dado la espalda a Venezuela, ante la próxima realización de una sesión extraordinaria de la OEA, para abordar el tema de la crisis nacional. Además, ha convocado para que la presencia venezolana se haga sentir hasta el miércoles 21 en Cancún, lugar de la reunión. 

Y desde España el cantautor Carlos Baute lanzó el viernes el sencillo titulado «Vamo’ a la calle», que si bien tiene un tono festivo, le permite hablar en cada una de sus entrevistas de los hechos violentos que se registran diariamente por estos lares, al tiempo que pretende mantener el ánimo arriba de quienes guerrean sobre el asfalto. 

Lo interesante de estos casos es que muestran cómo desde afuera también se puede contribuir con la noble causa de los neolibertadores, porque el sentimiento patriótico no es potestad de un grupúsculo poderoso ni revocable por capricho, sino la suma de muchos elementos intangibles que estampan el gentilicio en cada célula. 


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