Los “ahorros” o reservas con que cuenta Venezuela en la actualidad para cumplir con sus compromisos internacionales (alimentos, medicinas, pago de deuda, etc.) se ubican aproximadamente en los 9.876 millones de dólares, de las cuales solo dispone en efectivo la cantidad de 2.000 millones de dólares (21%). Por otra parte, el grueso de las necesidades (más de 90%) de la divisa estadounidense en Venezuela, que superan con creces los 14.000 millones de dólares al año, se cubren con un tipo de cambio que no necesariamente es el oficial complementario. Lo que hace apreciar que ese “precio” de 10 bolívares por dólar no se corresponde con la realidad, está sobrevaluada (por encima del valor real): ¿o en verdad se la creen que las 60.000 toneladas mensuales de trigo que Rusia surtirá a Venezuela, o la estrategia de política internacional de cotizar el crudo venezolano en yuan (moneda china) mejorarán los ingresos petroleros y se reactivará la economía nacional?

Lamentablemente, al igual que fracasó i) la medida de “eliminar tres ceros” al bolívar a través de la “reconversión monetaria” (vigente desde el 01/01/2008, pero desde octubre 2007 se comenzó el proceso de sacar las monedas y billetes de circulación, y sustituirla por las nuevas con el fin de evitar pánico e inestabilidad social y económica) o ii) la decisión unilateral de ordenar la venta de productos a “precios justos” de algunas empresas, amparándose en un decreto de bajar los precios (caso Daka en noviembre de 2013), cualquier acción gubernamental que siga desconociendo o subestimando las leyes económicas hará que la crisis o “tormenta perfecta” siga en una especie de “huracán” de nivel 5.

Los análisis de tendencia e indicadores como el “Coeficiente de Gini” (que mide la desigualdad en el ingreso real de la población) resaltan el grave problema estructural que presenta ancestralmente el “sistema inmunológico” de la “vida económica” de Venezuela: i) Enclave económico agrícola (hasta 1920); ii) Enclave económico petrolero (desde 1920); iii) Economía de puerto y multidiversidad especulativa (época actual). Es decir, un panorama histórico de la estructura económica, en el que se detecta una relación de dependencia multidimensional (económica, política, ideológica, cultural, etc.) expresada por la etiqueta de ser un país monoproductor-monoexportador y consumista. En efecto, se ha promovido la capacidad productiva, la utilización efectiva y productiva de los recursos disponibles, su consecuente remuneración justa y creciente (del factor trabajo, por ejemplo), y por tanto la calidad de vida, pero de esas otras economías sobres las cuales se ha tenido relación.

Resulta por tanto urgente cambiar el rumbo, romper con “círculos viciosos”, partiendo de la sinceración de todos los actores involucrados, sin pretender “que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo” (Einstein; 1879-1955). Se promueve la “seguridad alimentaria”, pero se importa porque no se produce, y no se produce porque se importa. Se quiere mantener a “raya” el núcleo inflacionario, pero el control de precios de los productos (incluido el dólar) propicia la especulación en todo, la pérdida recurrente del poder adquisitivo, e induce a “todos” a “bachaquear”. Se incrementan los sueldos para contrarrestar la inflación, pero no se generan las condiciones para producir, etc.

Nadie puede resolver este lío de manera individual: la única manera de salvar al “Titanic” es cambiar el “rumbo de navegación”, pero haciendo énfasis en el sacrificio y la colaboración de todos como un “solo ser”. Igualmente, se debe presentar al país un programa alternativo, coherente y sincero de ajuste integral y estructural de la economía venezolana (como el que está propuesto en el PIRU o Plan Integral de Recuperación Universitaria), porque entre múltiples aspectos, mientras no exista un real cambio de actitud en redirigir las gestiones para enfrentar la disfuncionalidad de la capacidad productiva del país y de nuestras universidades, cualquier intento por vía impositiva y conflictiva será frustrado y decadente.

Nota final. Artículos relacionados recientes: 1) Gobernador(a): oportunidad para trascender; 2) Plan de “desbloqueo” o “desapego”.

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