Es, con abrumadora ventaja, el más grande océano de la Tierra: ocupa 165 millones de kilómetros cuadrados, equivalentes a un tercio de la superficie terrestre. Contiene la mitad de las aguas del planeta. Como señala Omar Jaén Suárez, en algunos puntos la anchura del océano Pacífico alcanza este extremo: casi 20.000 kilómetros entre las costas de Colombia y las de Indonesia. Esta distancia equivale a casi la mitad de la circunferencia terrestre.

No solo es el más antiguo y el más grande de los océanos: también el de carácter más explosivo. Puesto que en su ámbito se confrontan varias placas tectónicas, concentra 75% de los volcanes y origina 90% de los terremotos. De la línea ecuatorial hacia arriba, las aguas circulan en el sentido de las agujas del reloj, en su mayoría. De la línea ecuatorial hacia abajo, lo contrario. Mientras el Atlántico es el padre de los huracanes, el Pacífico lo es de los tifones. Su hondura promedio, es de 4.280 metros. Pero tiene puntos, como el abismo Challenger de las islas Marianas –son las más septentrionales de las Micronesia–, que supera los 11.000 metros.

Forman parte de su cuenca 3 continentes: América, Asia y Oceanía. En la actualidad, 39 países tienen costas en el Pacífico: desde Estados Unidos y Canadá, hasta Chile por la costa americana; desde Rusia hasta Indonesia, en la costa asiática; a lo que se suman los de Oceanía y otros ubicados en medio del océano. Hay que agregar que en el Pacífico el número de islas supera las 30.000. Es la geografía del planeta donde las inmensidades se congregan.

500 años de la cuenca del Pacífico. Hacia una historia global (Ediciones Doce Calles, España, 2016) es una magna obra del humanista, historiador, geógrafo y diplomático panameño Omar Jaén Suárez (1942). Ambicioso estudio que recorre cinco siglos de historia de la cuenca del Pacífico, cuyo punto de partida es ese momento extraordinario del 29 de septiembre de 1513 –hace cinco siglos–, en que Vasco Núñez de Balboa avistó el Pacífico, que entonces llamó Mar del Sur.

La disciplina de Jaén Suárez cruza el océano una y otra vez: hace el recuento de los viajes de los navegantes portugueses, con el emblemático Vasco de Gama, como primera figura; el relato trae los nombres de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano; al objetivo de conquistar y ocupar los territorios alrededor del Pacífico se fueron sumando otras potencias distintas a España y Portugal: la historia de René Robert Cavelier de la Salle reclamando la propiedad de Luisana para Francia en 1682, o los viajes del inglés James Cook (1728-1779), quizás uno de los más insignes viajeros del Pacífico, forman parte de la narración, que acumula datos que interesan a americanos, asiáticos y oceánicos.

Este libro, de riqueza multidisciplinar, contiene una gruesa corriente que hace de la historia de la navegación –corriente que se ve enriquecida por centenares de reproducciones de mapas, navegantes, fotografías–, una de sus líneas maestras. También un capítulo cargado de información, dedicado a las exploraciones científicas, que hace más comprensible la vastedad del potencial que contiene la cuenca del Pacífico.

Jaén Suárez no rehúye los aspectos más controvertidos de su exploración. Su revisión de la Conquista y Colonización espiritual del Pacífico funciona por sí mismo como un ensayo que establece las bases compresivas de la expansión del cristianismo en América, y en regiones como China, Japón, Indochina y Corea –de resultados escasos–, en Filipinas y, la más tardía, en Oceanía. Esa expansión, más allá de sus dividendos religiosos, antecedería a otro fenómeno: la propagación de “las ideas políticas y morales, que en los siglos XIX y XX se difundieron e hicieron cambiar profundamente el panorama cultural, el gobierno y la sociedad en todas las riberas del océano. Será la más importante revolución política y social en la región, la del triunfo de los ideales que llegaron de Estados Unidos y de Europa”.

Las dos secciones finales del libro nos colocan frente a un cúmulo posible de reflexiones, derivada de la complejidad actual y futura del Pacífico. Baste decir que por sus aguas circula alrededor de 60% del transporte de carga marítimo, y que es la más importante fuente de pesca del planeta, para comprender que las cuestiones relativas al poder de los países que forman parte de su cuenca tienen una importancia estratégica que los expertos en geopolítica conocen sobradamente.

La visión global de Jaén Suárez –quizás el océano Pacífico sea la más importante metáfora de la globalización en este momento– viene a sumarse a otras líneas de pensamiento en boga –como la de Robert Kaplan, autor del fundamental La venganza de la geografía– que apuntan a lo geográfico como nudo de la geopolítica mundial de los próximos años.


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