La comunidad avanza paso a paso a retomar la democracia en Venezuela mientras Maduro desesperado juega al policía y al ladrón a la espera de que Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Cuba vuelvan con el diálogo a ver si los opositores caen de nuevo en la trampa-jaula.

Si alguna expresión causa ira en los venezolanos es la palabra “diálogo”, la consideran presagio de males peores.

Ello es así a pesar de las bondades de significado en sus diversas acepciones: “Debate entre personas, grupos o ideologías de opiniones distintas  y aparentemente irreconciliables en busca de comprensión mutua”. El Pequeño Larousse ilustrado.

Es así como observamos que a los fines de calmar el reclamo airado convocan mesas de trabajo.

Cualquier amenaza de huelga general, tomas de calles, impedimentos de acceso a servicios en general, quedan suspendidos, a la espera de la resulta del conversatorio en cuestión.

Es cada vez más común observar el uso y abuso de temas conciliatorios para engañar a los participantes y así ganar tiempo o terreno.

El abusador presume de la ingenuidad en quienes se sientan a conversar, ya que generalmente los últimos por razones sociales intentan convenir crédulamente.

Desde la época de Hugo Chávez Frías con el siniestro facilitador José Vicente Rangel y la Coordinadora Democrática, hasta el decimoctavo llamado de diálogo durante la tiranía de Nicolás Maduro, los comunistas no respetaron lo pactado.

La resulta de tales encuentros, incluyendo el del ex presidente James Carter, y la Iglesia Católica, son de terribles consecuencias para la democracia.

Chávez y Maduro actuaron en el mismo sentido. Ofreciendo lo que no cumplirían, desmontaron el aparato productivo nacional, incentivaron la pobreza, llenaron las cárceles de víctimas y vía el enriquecimiento ilícito quebraron la nación.

Maduro Moros pide un “diálogo sincero” y utiliza a México y Uruguay para intentar tan nefasta iniciativa  de consecuente maquinar criminal en el pasado y presente.

Todo ello se refleja en la negación de esta proposición como solución formulada por el secretario general de la OEA Luis Almagro, quien plantea la redemocratización de las instituciones, el camino a seguir indicado por el presidente interino Juan Guaidó.

No hay duda de que Guaidó es el presidente encargado de Venezuela. Cada vez más instituciones y países lo reconocen como tal.

El Parlamento Europeo, en una votación donde 439 de un total de 631 de sus miembros votaron sí, muestra de estar conformes con Guaidó como el legítimo jefe encargado del Poder Ejecutivo.

En igual sentido se pronunció el gobierno británico de Teresa May en la persona de su canciller, Jeremy Hunt, quien a la vez denotó se tomarán medidas punitivas para quienes han hecho uso indebido del erario e intentaron operaciones contra las libertades.

La solidaridad es cada vez mayor y los venezolanos cumplen con los pasos indicados en la ruta para retomar el régimen respetuoso de los derechos humanos; sacar al usurpador, gobierno de transición y la realización de elecciones transparentes, todo ello con los ciudadanos en las calles y calzadas sin violencia.

El gobierno como es habitual reprime a quienes protestan y es la última modalidad retener a menores de edad en recintos policiales, para incorporarlos a las milicias y así luego utilizarlos como escudo humano para una incierta invasión exterior.

El Estado brasileño está dispuesto a enviar ayuda humanitaria para Venezuela con o sin autorización de Maduro, para lo cual con una decisión del Poder Ejecutivo venezolano en la persona de Guaidó procedería a llevar dichos cargamentos hasta territorio venezolano. El vicepresidente Hamilton Mourao ratificó estar programando el operativo.

El presidente al mando denunció estar siendo perseguido por el grupo militar de fuerza armada especial o FAES, sus siglas en español. Estos militares rondan su casa y a los vecinos les requieren información acerca del número de personas que habitan en la misma, requiriendo conocer dónde está la bebé de 20 meses.

Maduro no debe pasarse de listo y creer que los asesores de Trump hablan en vano. No toquen a Guaidó y sus familiares so pena de sentir en carne propia severas sanciones. La mayor cantidad de tiros y aciertos en la diana la tienen los norteamericanos; no se equivoquen.


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