El renacimiento de la oposición

Celebremos, hemos vuelto a ser oposición, recuperamos la senda del desafío y la lucha, comenzamos a reinventar nuestra rabia y a organizarla de nuevo en acciones de protesta y de reivindicación de la justicia.

Al fin la libertad vuelve a mostrar los dientes. Lo necesitábamos. No cualquier pueblo se recupera de tanta maldad, tanta traición y tanta caída. Es una hazaña y las hazañas se celebran.

Venezuela está viva, quiere democracia.

Lo simbólico encarna político

La Asamblea Nacional desafía al dictador y determina que hay méritos para enjuiciarlo por ladrón respondiendo positivamente a la solicitud del Tribunal Supremo (el legítimo que está en el exilio), como manda la Constitución.

El acto simbólico deriva en hecho político y gana un respaldo internacional sin precedentes.

La tiranía está desnuda…, la tiranía y los colaboracionistas.

¿Luchar tomando sol en el spa o en la calle?

Me he cuidado mucho de no participar en el estéril –y colaboracionista– debate de un sector que se autoproclama “opositor” sobre si se debe enfrentar al régimen tomando sol en el spa del hotel de República Dominicana o en las calles de Venezuela.

Los que promovieron “luchar” tomando sol en la isla caribeña son los que hoy promueven el voto incondicional, a ciegas, legitimador de la tiranía: el voto suicida.

Un boliburgués los corrompe, ha creado una corporación de limosneros y colaboracionista.

Un llamado a la Unidad (A Call for Unity)

El colaboracionismo no es nuevo, es el mejor arma que usan las tiranías para conservar el poder.

Rescato un texto fundamental de la lucha no violenta que trata el tema: Carta desde la cárcel de Birmingham, que escribió estando en prisión Luther King a un grupo de clérigos colaboracionistas quienes en su tiempo llamaban a la “unidad” (A Call for Unity) esclavizada y ciega, súbdita de la opresión.

Los clérigos se quejaban de la incitación a la violencia de los negros (sic) porque protestaban en las calles exigiendo derechos.

Portémonos bien, colaboracionistas

La declaración de los clérigos colaboracionistas (“Un llamado a la unidad”) de sólo leerla da repugnancia, es inconcebible que los “representantes de Dios” hayan sido tan obsecuentes con el despotismo e injustos con las víctimas de éste.

Palabras más menos, los clérigos urgían: “Pórtense bien, negritos, no luchen, no protesten; voten, permitan que se les humille, que se les maltrate, que se les segregue, no creen tensión en las calles, no desestabilicen.”

Si aquellos clérigos hubiesen sido venezolanos seguramente serían parte de la corte de mendigos que apoyan a Falcón: “Portémonos bien, colaboracionistas”.

Radical, la palabra preferida del colaboracionismo

Martín Luther King respondió lúcida y sentidamente. Su Carta desde la cárcel de Birmingham debe ser leída para entender la rebelión venezolana.

Palabras del Maestro: “Sabemos como resultado de una dolorosa experiencia que la libertad nunca es voluntariamente otorgada por el opresor. Debe ser demandada por el oprimido…

…es inmoral impedir los esfuerzos de un individuo por ganar sus derechos constitucionales básicos con la excusa de que su búsqueda precipita la violencia.”

A King lo acusaban de ser “radical”. Obvio, esa es la palabra preferida del colaboracionismo.

¿Qué clase de radicales somos?

Sobre el radicalismo, el propio Luther King reflexiona en su carta: “¿Pero no fueron Abraham Lincoln y Thomas Jefferson radicales?… La cuestión entonces no es si somos radicales sino qué clase de radicales somos? ¿Somos radicales para la preservación de la injusticia o para la causa de la justicia?

Amigos míos, debo decirles que no hemos obtenido ni una sola conquista en materia de derechos civiles sin una presión legal decidida y no violenta…

Los hombres oprimidos no pueden seguir estándolo de por vida.  El anhelo de libertad acaba por manifestarse abiertamente… Hay algo dentro de ellos que le ha recordado que esta libertad podía ser conquistada”.

Sólo los radicales de la libertad la han alcanzado, Bolívar como ejemplo. 

Los dientes de Venezuela

Los que creemos en la libertad volvemos a agruparnos. Entendemos que paz sin libertad ni justicia es esclavitud y que en Venezuela se está instaurando una tiranía con rasgos esclavistas. Los que creemos en la libertad también entendemos que la única “unidad” posible es luchar contra la tiranía para derrocarla.

Desde el exilio no hemos parado, buscamos permanente apoyo internacional, y lo hemos obtenido. Hay que reconocer y celebrar la reunión de fuerzas políticas que han logrado Julio Borges, Antonio Ledezma y Carlos Vecchio porque están aislando aún más a la tiranía y al colaboracionismo.

No volvamos a fallar, la única opción es la rebelión popular total.

Venezuela muestra los dientes, quiere libertad…


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