¡Coleo, coleo! era la palabra usada que, según vino a mi recuerdo de la niñez, se decía en el juego de las metras. Cuando dentro de los que miraban dicho juego se producía la apetencia de intervenir, aprovechaban cualquier circunstancia de conflicto, buscando apoderarse de las metras, a empujones y acción de rapiña, que se encontraren dentro el “rayo” (figura geométrica dibujada en el suelo donde se colocan estas).

En mis recientes artículos, había advertido las razones por las cuales el régimen criminal de Miraflores utilizaba la complicidad de una seudosala Constitucional del TSJ, para desconocer a la Asamblea Nacional, a través de las decisiones 155 y 156. Pretenden seguir endeudando así nuestra República, y reprimiendo a todo el que se le oponga. No tienen autorización parlamentaria de contraer más deuda, ni moral para reprimir a un pueblo que pide libertad para darse a sí mismo un mejor nivel de vida, y mejor futuro para sus hijos. Allí es donde estriba la rapiña o el “coleo” de Goldman Sachs. Esta empresa, a sabiendas exactamente de lo que está ocurriendo en Venezuela, transa por unos bonos ensangrentados con las decenas de jóvenes vidas que ha cobrado la dictadura en las calles de este país. Lucrarse inmoralmente, siendo herramienta de manipulación en artimañas financieras junto a sus cómplices de lo que podría ser un presunto lavado de capitales sobre la deuda venezolana, es su abominable papel en esta tragedia. ¡La sangre vertida no se lavará así de fácil señores cómplices!

¿Que otros tribunales del mundo, inmorales también, al igual que esa sala del TSJ de Venezuela, atenderán lo que será seguramente la posterior batalla que vendrá para que se reconozca el pago de esos bonos Pdvsa? Ilegalmente vendidos por 2.800 millones de dólares, a un descuento de 69%, esquilmando a la nación venezolana, es precisamente esa la magnitud con que estos “expertos de mercado” ven las posibilidades de que el régimen dictatorial caiga pronto, y por tanto suban dichos bonos, para así obtener gran cantidad de “metras” de ganancias, con su triste actitud de prolongar, “solo un rato más”, la violación de derechos humanos en Venezuela. Ser cómplices de asesinos, como ha ocurrido en casos de operaciones de oro y piedras preciosas en África, ha sido repudiado ya antes por el mundo. Hoy toca a Goldman Sachs ser instrumento del pretendido enriquecimiento de estos manipuladores de la tragedia venezolana. No permitamos que esto ocurra. La operación es constitucionalmente ilegal, y así se los dejó saber nuestro Parlamento nacional, a través de misiva de su presidente Julio Borges.

El desconocimiento de nuestra legislación no absuelve de responsabilidades a Goldman Sachs, en cuanto al fraude de una transacción que podría ser, como hemos dicho, presuntamente de lavado de capitales, además de ilegítima e inmoral. Tampoco la mayoría de nuestras Fuerzas Armadas, aún leales a la República, pueden permitir que el país siga siendo saqueado y ultrajado. Ninguna operación de financiación o refinanciación sobre deuda venezolana, existente o futura, que se produzca en estas circunstancias de dictadura, sin revisión y aprobación de nuestro actual Parlamento nacional, será reconocida por el nuevo gobierno de unidad nacional que vendrá.

Entre tanto, el uso de las metras, de parte de los criminales del régimen de Maduro, para reprimir y cegar vidas de nuestra juventud, tampoco quedará impune. Desde ahora debemos pedir a la Fiscalía General de la República que profundice en sus investigaciones al respecto. De ser necesario, solicitemos ayuda internacional a organismos defensores de los derechos humanos, policías científicas de investigación criminal y de gobiernos de países amigos, para establecer las responsabilidades, con base en el Estatuto de Roma, del directamente responsable Nicolás Maduro, y de sus adláteres en los ministerios del Interior y de Defensa, Reverol y Padrino López, respectivamente.

Como lo predice con fuerza y fe Rafael Araujo, “el señor de los papagayos”, en cada movilización de repudio a la dictadura, esta pronto será barrida y en Venezuela volveremos a ser hermanos. Así, nuestros niños, reviviendo hermosos juegos infantiles, volverán también de nuevo a dibujar el rayo con sus metras, en un suelo venezolano libre. ¡Bajo el influjo histórico del ejercito realmente forjador de libertades! ¡Niños con futuro, que podrán volar el cielo nacional con sus papagayos y sus mentes sanas, con corazones ajenos al odio, custodiados por oficiales pilotos comprometidos con esa Venezuela! Niños que surcarán sus barquitos de papel en los mares de la patria mirandina y auténticamente bolivariana; como lo hicieron Brión y Padilla, bajo protección de una Armada leal a su institución, a su historia, y a nuestra Constitución. Así, iremos reconstruyendo la Venezuela buena que nuestros hijos merecen. Démosles la oportunidad a ellos de vivir en una Venezuela libre, democrática, y de paz, con la cual hemos soñado y por la que actuamos. ¡Expulsemos de nuestro territorio al castrismo traidor, a sus asesinos y sus cómplices! Vamos ya compañeros a un gobierno democrático de unidad nacional. Digamos junto a nuestro Libertador: ¡Vacilar es perdernos!

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