Con el pretexto de que la revolución socialista del siglo XXI afianza sus principios en  la voluntad y decisión del pueblo, Hugo Chávez formó una claque militar que luego denominó gobierno cívico-militar, que a lo largo de 20 años ha debilitado sus bases fundamentales para convertirse en un proyecto político, divorciado de sus funciones primigenias como es la de velar por  la máxima seguridad de la nación.

De tal manera que ahora es recurrente ver y escuchar a generales y almirantes declarar más en función política, en defensa ardorosa de la mentada revolución, que en ocuparse imperativamente de sus funciones señaladas en la Ley orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales y la Constitución. Devenidos en líderes políticos con uniforme, más pronto que tarde deberán responder por su genuflexa posición, contraria a los intereses de la institución castrense, legado del Libertador y padre de la patria, por cierto el único.

La Ley orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales en su Título I referente a las disposiciones comunes, Capítulo I, Sección I,  establece:

Artículo 1°.-  Todo venezolano está en el deber de defender la patria y de cooperar con el sostenimiento de ella en su vida moral, económica y material.

Artículo 2°. La obligación a que se refiere el artículo anterior consiste, en tiempo de paz, en prestar el servicio de las armas o someterse a la instrucción militar, conforme a las leyes especiales correspondientes; y, en tiempo de guerra, en alistarse bajo banderas hasta la edad legal y contribuir con su sangre y sus bienes a la defensa nacional en la forma que determinen las leyes.

Artículo 3°. La obligación del servicio militar es igual para todos los venezolanos y se prestará de conformidad con la ley.

Artículo 4°. Las Fuerzas Armadas Nacionales están integradas por las Fuerzas Terrestres (Ejército), las Fuerzas Navales (Armada), las Fuerzas Aéreas (Aviación) y las Fuerzas Armadas de Cooperación (Guardia Nacional).

Artículo 5°. Las Fuerzas Armadas Nacionales son esencialmente obedientes y no deliberantes, estarán al exclusivo servicio de la República y se regirán en lo relativo a su organización y funcionamiento por esta ley y por las demás leyes que les sean aplicables y sus respectivos reglamentos.

Artículo 6°. El personal militar de todos los grados y categorías en situación de actividad o disponibilidad, según el caso, no podrá tener participación directa o indirecta en la política, ni ejercer ningún derecho político. Igual prohibición regirá para todos los que estén movilizados para fines de instrucción o en situación de emergencia.

Artículo 7°. El militar con mando efectivo no podrá ejercer al mismo tiempo cargo político o administrativo en el orden civil.

Artículo 8°. Las Fuerzas Armadas Nacionales tienen por objeto:

a) Asegurar la defensa nacional, con el fin de garantizar la integridad y libertad de la República y la estabilidad de las instituciones democráticas;

b) Asegurar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación;

c) Cooperar con el mantenimiento del orden público;

d) Participar en el desarrollo integral del país, conforme a las leyes y lo dispuesto por el presidente de la República;

e) Desempeñar las funciones de servicio militar, conforme a la Constitución y a las leyes; y

f) Las demás que señalen las leyes y reglamentos.

Destacamos cinco de las funciones que vulneran descaradamente algunos militares  en el régimen de Maduro, que violan al mismo tiempo el espíritu de la Ley orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales, por lo que es evidente que quienes han logrado ascender a los máximos grados poco o nada les importa cumplir con este deber ineludible que establece el espíritu de la ley, la cual por cierto cuando inician sus estudios en la Academia Militar de Venezuela les inculcan como su deber ineludible en el desarrollo futuro de su carrera.

La Constitución nacional en su artículo 328 establece textualmente: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley.

En el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación (….)

“Soldado bolivariano, decidido y convencido a seguir construyendo la patria socialista”, lo escribió el actual ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en su cuenta personal de Twitter @vladimipadrino. En otro de los tantos actos con motivo de la celebración del 5 de Julio en Los Próceres expresó: “Se hacen presentes en la avenida monumental de Los Próceres 10.890 patriotas, bolivarianos, socialistas, revolucionarios, adiestrados y equipados para asumir el sagrado deber de la defensa de la nación”, en manifiesta violación del artículo 328 de la Constitución, antes referido.

Estamos en presencia de un militar socialista que deliberadamente desvió  sus deberes como tal, al extremo de participar en los últimos  días en la campaña de Maduro.

Padrino López en el desempeño del cargo no ha dejado de expresar su admiración por el fallecido Hugo Chávez, y en cada ocasión que participa en actos oficiales debido a su alto cargo en el tren ministerial del régimen, rinde pleitesía al socialismo.

Bien lo denunció en cierta ocasión Eddie Ramírez, ex gerente de la industria petrolera, cuando en carta pública retó a Padrino López a responder: ¿Por qué usted tolera la presencia de paramilitares oficialistas, mal llamados colectivos, que portan armas, disparan y han asesinado a compatriotas, amedrentando ciudadanos y destruido la propiedad privada? También otros altos oficiales, miembros del gabinete ministerial de Maduro, guardan igual compostura política que la de Padrino López, por lo que no ocultan su preferencia en favor del socialismo, y así lo manifiestan en declaraciones ante los medios de comunicación.

¿Olvidaron acaso deliberadamente los militares que se deben a la nación, y no a persona o parcialidad política alguna? ¿Cuáles intereses pudieron haber privado para que desviaran su juramento, tomado cuando recibieron el sable como oficiales de las Fuerzas Armadas al servicio de la patria? Olvidan y distorsionan deliberadamente su verdadera misión, objetivo y función, y no solo desvían su deber como militar, sino que además empañan el legado del Libertador, que luchó por la libertad, la unión y el respeto de los derechos del hombre. ¡Bolivarianos, jamás!

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