Entre los escombros de Venezuela vale la pena recordar que la destrucción obedece a que se aplicó el socialismo con eficiencia, bien lo decía Thomas Sowell: «Si sumamos envidia más retórica, nos sale ‘justicia social». Su planteamiento es muy lógico porque quienes promueven la llamada “justicia social” lo hacen desde la narrativa de que tú eres pobre porque el empresario es rico y tiene muchas propiedades, entonces, debemos quitarle al que tiene para darle al que no tiene. De tal manera que partiendo de esta premisa y analizando esta larga noche chavista vemos que el socialismo se aplicó a la medida y cito la entrevista de Vanessa Davies a Fidel Castro. ¿Qué es el socialismo del siglo XXI?, le preguntó la periodista y él respondió: “¿Para mí? Bueno, para mi socialismo es comunismo”.  Así que el socialismo engloba todos los males que hoy padecemos.

Los progresistas de hoy suelen comparar los países nórdicos. Estos no son socialistas, de hecho, son líderes a nivel mundial en libertades económicas, en aplicación de políticas económicas liberales y libre mercado. Julio Borges aseguró en el año 2009 que en “Venezuela se vive un capitalismo de estado, no un socialismo, porque es imposible un socialismo sin igualdad social”. Pero el capitalismo no es un sistema político, es un sistema económico, de modo que su aseveración es nula. Una definición de capitalismo es: sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la importancia del capital como generador de riqueza y en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado.

Con relación a la igualdad social que promueve el socialismo en Venezuela sí se aplicó de manera correcta: todos pobres. Somos iguales, sí, iguales en la pobreza, iguales en el hambre, iguales en la humillación para conseguir comida e iguales en el sufrimiento porque padecemos los mismos problemas a causa de un sistema que desprecia al ser humano.

La larga noche socialista en Venezuela nos ha llevado a un punto de la indignidad humana para sobrevivir en un país distorsionado debido a las políticas de la izquierda que secuestró el poder. Que un dirigente político nacional nos diga que aquí no se aplicó el verdadero socialismo es un abuso que debe ser condenado por todos aquellos ciudadanos que despreciamos esta nefasta ideología que nos ha conducido a las peores penurias que puede padecer una nación.

Que quede claro que el socialismo no es cuestión de colores ni de las personas que lo apliquen porque en la práctica termina siendo lo mismo: estimular el odio, la miseria y el saqueo. Los venezolanos tenemos una enorme oportunidad de transformar la nación luego de esta cruel experiencia que hemos vivido, aprender de los errores. Por eso aquellos políticos que se dicen de “oposición” y promueven ideas similares a lo que nos tiene en la miseria deben ser rechazados y en la nueva Venezuela castigados, no votando jamás por ellos. Tengamos la convicción de que vamos a salir de esta larga noche socialista porque el sistema colapsó y hasta que no caiga su última estructura no veremos la libertad plena. Vamos en esa dirección a pesar de que las élites tienen una resistencia enorme, pero la fuerza de libertad del venezolano se va a imponer, seremos un país libre.


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