No es Puerto Cabello cualquier ciudad en Venezuela. De gran importancia durante la lucha por la independencia y actualmente posee el principal puerto marítimo del país. Tenía varios años que no la visitaba. La última vez era alcalde el actual gobernador, Lacava. Mi mayor interés por la ciudad es el casco histórico y la historia que se desarrolló en ese importante puerto durante nuestra Colonia. Tenía expectativas. Me imaginé que este gobernador tan viajado y ahora tan empeñado en hacer cosas buenas, como indican sus redes sociales, había rescatado el casco histórico y lo había mejorado. Grande la decepción. El lugar sigue tan deprimido como cuando lo vi por última vez. Las bellas aceras que en algún momento eran muestra de progreso, hoy sirven de estacionamiento a más de un carro destartalado. Recuerdo uno frente al comando de la misma policía. Los faros sin bombillos y las calles con escasa limpieza. Me sorprendió ver al que en algún momento conocí como un extraordinario puerto marítimo construido, si no me equivoco, al principio del gobierno chavista, hoy desmantelado. La marina pública en peores condiciones, aunque más de uno se ofreció para convertirla en un embarcadero a la altura de la vocación náutica de la región. Hablaban de ferrys que irían de Puerto Cabello a Margarita, Bonaire y Curazao. ¿Qué pasó? ¿Qué oscura historia estará detrás de tamaña corrupción?

Por suerte, la mano privada y las ganas de preservar el casco histórico aún persisten en su lucha solitaria por darle el carácter y el espacio que se merece a lo que en otras épocas fue lo más emblemático de la disminuida arquitectura colonial que nos correspondió como Capitanía General.

Sin duda, no tiene el puerto la belleza de otras ciudades del continente como La Habana, Quito, Cartagena o Lima, pero a fin de cuentas es nuestra huella colonial.

Ojalá que la nueva administración escuche las propuestas privadas. Que conviertan la ciudad en una verdadera atracción turística, el potencial está allí. Un gran casco colonial rescatable, un malecón bien diseñado, unos castillos, un proyecto de parque submarino para atraer a personas de todas partes del mundo y empresarios entusiastas que, a pesar de la crisis, aún apuestan por su puerto. Gobernador, si no se mantiene el espíritu de la historia para recordar de dónde venimos, no hay futuro. Esos jóvenes que se divierten patinando o jugando fútbol se merecen una huella de su pasado. ¿No le parece?


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