El lunes 10 de septiembre se inició el proceso de postulación de candidatos para las elecciones de concejos municipales; las cuales se realizarán el próximo 9 de diciembre, según el Consejo Nacional Electoral.

Presumo que los partidos políticos democráticos racionalmente se abstendrán de participar en este proceso. No solo por la sencilla razón de ser consecuentes con la posición asumida en las presidenciales del 20 de mayo pasado, cuando se abstuvieron los principales partidos de oposición, sino porque el destrozo del país no da para esas menudencias ni para excentricismo sin sentido.

Lo más impolítico en estos momentos –cuando la sociedad civil no aceptará por insustancial ninguna elección que no signifique la salida definitiva de Nicolás Maduro del poder–, es aspirar ir a unas votaciones de concejales. El pueblo venezolano ya tiene experiencia de que un gobierno tiránico, en el supuesto de que la oposición obtuviera el triunfo, desconocería impúdicamente esa victoria como lo ha hecho en otras oportunidades.

Por lo demás, ¿qué utilidad política ha tenido para la democracia, para su región o para la oposición, la juramentación de los cuatro dirigentes de Acción Democrática en aquel evento humillante, bochornoso, la redundancia es para darle mayor potencia a la afrenta, ante la presidente de la asamblea nacional constituyente, (no se merece las aristocráticas mayúsculas) Delcy Eloína Rodríguez Gómez? Nada, absolutamente nada. Ahora, no sé si han obtenido algún beneficio para sus carteras personales; lo ignoro, para decirlo en lenguaje contable, es probable que el haber haya aumentado.

Participar en esas votaciones, en esa trampa-jaula, sería un acto desmotivador que echaría para atrás los pocos avances que se han logrado para estimular a los venezolanos a que se incorporen al trabajo junto con la comunidad internacional y con los países amigos de Venezuela para avanzar en el rescate de la democracia, que es lo que nos debe ocupar. Salir con premura del hueco donde estamos sumergidos hasta las narices. Sería un costo irracional, absurdo, se repetiría el mismo escenario de las elecciones de gobernadores del 15 de octubre de 2017, cuando un sector de la oposición llamó a votar y sus partidarios hicieron caso omiso de esa exhortación. Se me escapó decir que el partido Acción Democrática anunció, con bastante anticipación, que no participaría en las elecciones de concejales, ni más ni menos es una manera sutil de reivindicarse con el pueblo que por muchas décadas le dio su apoyo.

Por otra parte, sería remar contracorriente para darse de frente con la poderosa estrategia que se viene llevando a cabo desde el exterior para zafarse lo antes posible del régimen de Nicolás Maduro, basta leer las exposiciones ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU del lunes 10 de agosto. Sería entonces una estupidez entrar en contradicciones por unos cuantos concejales “esmirriados” que no aportarían nada en el esfuerzo de ponerle punto final a la cleptocracia venezolana, para llamarla por su nombre propio.

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