Hay que ser muy fanático para no ver la realidad y querer tapar el sol con un dedo, la tragedia, la crisis que atraviesa Venezuela es inocultable, solo tienes que hablar con cualquier andante y sabrás de las carencias de la gente. Es un fanatismo ciego lo que profesan todos y cada uno de los voceros del régimen, ahora sin careta alguna amenaza con querer llevar lo que queda en pie de la nación a la hecatombe.

Fanático viene del latín fanaticus, «perteneciente al templo», «inspirado, frenético y exaltado», haciendo referencia a los sacerdotes de la diosa Cibeles, los cuales se entregaban a violentas manifestaciones religiosas. Así es que las bases del fanatismo se cimentan en la exageración de ideas y creencias rígidas compartidas en grupo. El fanático defiende ciegamente la realidad en la que vive mostrándose irrefutable a cualquier argumentación lógica y defendiéndola hasta la inmolación y en este punto me quiero extender porque el régimen pide a gritos que el pueblo (si es que les queda) se sacrifique con ellos.

La inmolación es a resumidas cuentas un sacrificio ritual en honor a un ideal o una divinidad que se paga con la vida y es eso lo que pretende el tirano y sus secuaces, que además de lo que nos han hecho sufrir les entreguemos la vida, para que las generaciones venideras sigan padeciendo la robolución del siglo XXI, la miseria generada por ellos no tiene parangón y es que lo que han hecho con el país no tiene nombre y si lo tiene es muy feo escribirlo, ya no les vale la estrategia de culpar al enemigo externo, nadie les cree y todos saben que la culpa es de ellos por su voracidad.

La negación de la crisis humanitaria que vive el pueblo de Venezuela por parte de los miserables que hoy usurpan el poder es injustificable y por eso la gente los repudia cada día con más rabia y es que empeñarse en negar la entrada de ayuda humanitaria es simplemente criminal y es por eso que la gente debe de actuar de forma contundente y no permitir que un tirano les niegue el derecho la vida y es eso en lo que se traduce la ayuda humanitaria… salvar vidas.

Hoy la nación vive momentos cruciales en su historia contemporánea, se debate entre la vida de muchos que depende de esa ayuda humanitaria y el egoísmo criminal de quienes quieren permanecer en el poder a toda costa y en esta encrucijada la balanza se inclinará a favor de lo que quiera la gente.

¡Que hable la calle!


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