Desde hace más de cincuenta años el comunismo internacional ha intentado tomarse el poder en Colombia. En un principio siguiendo la fórmula castrista de las guerrillas crearon las FARC y el ELN, a partir de los setenta, esta estrategia se vinculó con la del narcotráfico; luego de la garantista Constitución del 91, procedieron a la toma del Poder Judicial y frente al cuasianiquilamiento que les propinó el mejor presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, se crearon la estrategia de “la Paz” (sobre esta hay varios videos en los que el capo Márquez delinea tal estrategia).

El haber logrado que el infiltrado Juan Manuel Santos haya, tras un inexplicable engaño a Uribe, haber tomado las riendas del país y, en una estrategia de gran vuelo, haber logrado embaucar el país en un acuerdo de entrega de este al narcoterrorismo, es una acción del narcoterrorismo digno de equipararse al caballo de Troya.

Pero resulta que el pueblo colombiano no es pendejo, y por eso en una acción heroica, frente a un gobierno embaucador, corrupto y delincuente, frente a unas élites cobardes, entregadas a la mermelada, frente a una jerarquía católica acomodaticia y frente a un “liderazgo” político pusilánime, derrotó la estrategia cobarde de los criminales de lesa humanidad de las FARC y todos sus acólitos arriba mencionados, votando NO en el plebiscito de hace dos años. Una dictadura farcsantista impuso vía un Congreso enmermelado, unas cortes delincuentes y un liderazgo opositor tímido, lo que el pueblo democráticamente rechazó: la imposición de un cogobierno de facto de las FARC.

Es que lo que supuestamente era un Acuerdo de Paz, no fue más que una vil entrega del país al narcoterrorismo. Basta preguntarse hoy, a dos años del plebiscito, dónde están los supuestos condicionantes para otorgarles a esos criminales de lesa humanidad los privilegios de los que hoy gozan: la entrega de armas fue una farsa. Muestra: ¿Dónde están los misiles antiaéreos?, ¿Dónde están las rutas de narcotráfico? ¿Dónde los niños secuestrados? ¿Dónde la reparación a las víctimas de acoso sexual? ¿Dónde los billonarios en dólares bienes del narcoterrorismo? ¿Dónde la promesa de que ningún vulgar de estos criminales iban a estar en funciones públicas sin pagar condenas, aunque fueran de pasar tres meses cultivando flores?

No, lo que tenemos hoy, dos años después del robo de la voluntad popular por la dictadura farcsantista, es una justicia especial para darle impunidad a esos criminales de lesa humanidad, y ya el colmo del cinismo de esas ratas, es que ni siquiera ante ella se presentan. Sigue el narcotráfico y demás actividades ilegales siendo su emporio, pues ahora esos vulgares criminales están mejor que nunca: antes la combinación de las formas de luchas eran todas ilegales, ahora tienen un brazo legal que a través de una inaudita comisión  de seguimiento tiene atado de pies y manos al Estado, tienen abominables legisladores, financiamiento estatal para todas sus actividades terroristas, en fin, toda la lenidad de un Estado cobarde ante el narcoterrorismo y, peor aún, de una sociedad acomplejada frente a esos criminales de lesa humanidad.

El pueblo colombiano ratificó su deseo de librarse de esos criminales de lesa humanidad eligiendo al presidente Duque y no al vagabundo Petro.  Apoyó por lo tanto irrestrictamente el lema duquista de “sin trizas, ni risas”. En esa estamos, no hay trizas, no hay risas, pero sí hay una indignación nacional al ver que el farcsantismo, vía las estratagemas legales que impuso, sigue a sus anchas, gozando de impunidad frente a su reiterada actitud narcoterrorista. ¿Qué hacer?


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