La fecha de la ilegitimidad es el 20 de mayo, pero igual puede ser otra. Afirman lenguas perversas que estarían pensando en el enmarañado bosque rojo atrasar las elecciones unas semanas más. Otras, aún más siniestras aunque quizás mejor enteradas, aseguran que en la negociación se discute con macabra insistencia, pasarlas otra vez a su mes constitucional: diciembre de 2018. Lo anterior, en supuesta combinación con factores de la oposición, miembros fundadores del Frente Amplio/MUD. ¡Patéticos!

En realidad, la fecha no hace diferencia en legitimidad, pero si las pasan al final del año se agregaría un nuevo error a la ilegitimidad de origen, pues ciertos dirigentes de la MUD/Frente Amplio han manifestado, con chocante sonrisita de circunstancias, habitual característica en los politiqueros de oficio que descarados se burlan de los ciudadanos, que si es en diciembre sus partidos sí participarían. Es en lo que se han estado estrujando el cerebro para recibir las migajas de espacios y limosnas que a bien tengan darles, sin quedar públicamente en evidencia como lo que son.

La ilegitimidad no está en las elecciones como proceso, sino en quienes las han convocado y para qué, además de las injustas y nada transparentes condiciones. Lucena, sus aliadas y el imperturbable asociado que le han concedido a sectores de la “oposición” para que no se quejen tanto tienen la capacidad, y sobre todo la voluntad, de arreglar lo necesario para que las votaciones se realicen con quienes vayan a votar aunque sean los menos, y para que sea reelegido Maduro y su castro comunismo no importa cuántos votos saquen los bufones fingidos “opositores” de Falcón, el pastor Bertucci y los otros que para nada cuentan, excepto para declarar alguna pendejada en la soledad de sus despachos, incluso al general cuyo único mérito parece haber sido una fuga por aire luego de fracasar sobre un río de sangre.

Los sufragios se harán independiente de la fecha, pero no cambian la realidad, la que podríamos llamar “la verdad verdadera”. Que los manejos del CNE solo los opera y conoce el régimen, que ni Maduro ni ninguno de sus compinches entregará el poder y sus ventajas o lo que les va quedando luego de ser sancionados, congelándoles dinero y bienes mal habidos de la corrupción por casi todo el mundo. Solo están dentro de esta devastada Venezuela, como ya empieza a observarse en viajes oficiales como el de los calamitosos diputados constituyentes enviados a hacer el ridículo en Ginebra, Suiza.

Sea cual sea la fecha, elecciones en dictadura solo serán un ejercicio de fuerza y no ocultarán que al madurismo nadie lo quiere en este país, donde el hambre y la desesperación se han convertido en protagonistas; la gente se muere de enfermedades que podrían curarse o controlarse si consiguieran medicamentos que ya no hay. Un país donde un trabajador de Hidrocapital muere ahogado dentro de una tubería por aparente error de la empresa, donde todos los servicios públicos fallan, y la inseguridad derrama sangre y mantiene el terror tanto desde la creciente delincuencia hasta las mismas policías.

Cuando se realicen las votaciones la ilegitimidad será la misma porque nace de la dictadura, de una fraudulenta constituyente castrista que fue inventada para cambiar la Constitución no para mejorarla sino para dar más facilidades al régimen, de un poder electoral tramposo e inmoral.

Elecciones ilegítimas porque no son para dar al ciudadano su derecho constitucional y democrático de elegir para hacer cambios, sino para dar a la dictadura su poder inconstitucional y antidemocrático de extender su imperio de hipocresías, felonías, putrefacción e incompetencia.

Algunos miembros de la MUD/Frente Amplio están tan ansiosos de meter mano a ver qué sacan de esas elecciones, que solo negocia un cambio de fecha para participar, a pesar de que sus candidatos naturales están inhabilitados o exiliados. Se tragan sus propios alardes y se aferran al Frente Amplio legitimando chavistas oportunistas nacionales –Falcón– chavista de corazón, pensamiento y acción, ha dicho que los llamará –tiempo de campaña, momento de prometer lo que todos quieran–, mientras inscriben de contrabando y silenciosos algunos militantes para ocupar sus cacareados espacios en asambleas legislativas y concejos municipales, fuente de muy diversos negocios y participaciones.

La ilegitimidad no tiene fecha, se ha convertido en el estado natural de este país roído hasta los huesos y tuétanos por la inmensa mentira socialista y quienes han sido sus cómplices cooperantes.

Venezuela merece mejor y tendrá mejor. Pronto, retornarán a nuestro hermoso país, los principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas.


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