El derecho, la ética, las costumbres institucionalizadas son útiles para determinar los impulsos individuales o colectivos hacia la concepción del Estado y la definición de las relaciones internacionales. Pero en las palabras de Paul Chavel “se ha hecho poco caso de las dimensiones espaciales de los actos de poder” que  caracterizan la estrategia de los Estados para vincular sociedades al modelo que las identifica estableciendo vínculos subyacentes con los cuales se perfeccionan condiciones diferenciadas de dependencia.

En Venezuela, aspectos como la disponibilidad de recursos naturales, pozos petrolíferos, coltán, uranio, oro o hierro, el potencial de energía eléctrica para la posible producción de aluminio, los límites para la producción de alimentos y de la capacitad industrial y productiva que caracterizan tanto el sector público como el privado por falta de know-how técnico, financiera y de organización, propician diferentes formas de intervención extranjera y estimulan el surgimiento y difusión de fuerzas centrípetas internas como el narcotráfico, el contrabando, la especulación organizada, la corrupción que sostienen y condicionan el gobierno, sino también personeros de la oposición que constriñen y limitan la acción de la mayoría de la población que quiere el cambio, guiada por el presidente interino.

Las Fuerzas Armadas contribuyen a las tareas requeridas por el Ejecutivo y se unen con la “moral nacional” definida por la determinación con la cual menos de 10% de la población estriba la política nacional e internacional del gobierno social comunista bolivariano responsable de la crisis estructural del país, condición básica para sus objetivos políticos y permanencia en el ejercicio del poder que, propio por tener carácter provisional, ha abierto un abanico de posibilidades para ampliar las áreas de influencia del extranjero y recibir soportes para su sustentación.

China, de acuerdo con su estrategia de conquista de mercados internacionales para el ingreso de divisa y la expansión de su sistema productivo interno basado sobre el costo competitivo de su mano de obras, ha pasado desde la compra de la orimulsión (sucesivamente suspendida a causa del inquinamento producido), a la importación de crudo y otra materia prima, y a la exportación de bienes de consumos y servicios. La evolución de las relaciones comerciales se ha transformado en operaciones de financiamientos importantes, como el endeudamiento por 20, 8 millardos de dólares autorizado en Consejo de Ministros del 11 de abril de 2012 por el presidente Chávez, por el cual China debería recibir la devolución mediante 400.000 barriles diarios al precio fijo de 40 dólares por barril y el saldo deudor al 6%. El aspecto sintomático ha sido que gran parte de este financiamiento, como de los otros recibidos por un total que supera los 65 millardos de dólares, ha sido utilizado para la adquisición de productos chinos, por ejemplo de la famosa línea blanca de electrodomésticos, una fábrica de ensamblaje de auto ya cerrada, etc., por lo cual la República Popular de China ha definido su habilidad comercial en la mejor tradición capitalista. El incumplimiento de las obligaciones de Venezuela, determinado sobre todo por la destrucción del sistema productivo de Pdvsa por falta de mantenimiento e inversiones, ha inducido la cesión a China, sin alguna reforma de la Ley de Hidrocarburos, de 49% de las acciones de la empresa matriz del Estado venezolano, así como de otro 49%  de la empresa productora de acero. No obstante su aporte haya sido fundamental para sustentar el gobierno, se debe reconocer que China nunca se ha puesto en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela, ni siquiera con la decena de infantes de marina que protegen sus instalaciones, ni por el sistema fijo de los cuatro radares instalados.

Al contrario Rusia, tradicional suministradora de armamentos, desde los famosos 100.000 Kalascinicov a los helicópteros y aéreos tradicionales, ampliamente superados por la más moderna tecnología, y a la base de mísiles en la península de Paraguaná, para los cuales el gobierno bolivariano debería entre los 5,5 y 6,5 millardos de dólares, ahora con cientos de militares, técnicos especializados, instala a 200 kilómetros de Caracas, en El Sombrero, un escudo antiaéreo de misil tierra-aire, un centro de entrenamiento con simulador para pilotos de helicópteros y la construcción de un centro de “mantenimiento misilístico”. Todo eso hace parte de la que se podría definir “normalidad” de relaciones bilaterales entre naciones, si no hubiese sido acompañado por las conocidas declaraciones de apoyo de Rusia al gobierno bolivariano tanto en la contraposición interna existente como en tomar asunto directo en la conocida controversia internacional, hasta enviar una carta no propiamente amigable a un diputado colombiano cuya reacción ha inducido una sustancial retractación, asumiendo que había sido mal interpretada.

El asunto ha asumido el valor de injerencia interna manifiesta de Rusia y es de una gravedad tal por lo cual los ministros de Exteriores de Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá, reunidos en el G7, han resaltado la progresión negativa de la crisis venezolana “por el despliegue de fuerzas militares rusas, que corre el riesgo de agravar una situación crítica”, mientras que se degradan las infraestructuras del país y aumentan “las numerosas alertas creíbles de graves afrentas a los derechos humanos y por la creciente crisis económica y sus repercusiones humanitarias”. 

Ni el comportamiento de Rusia se puede definir como identidad y solidaridad del sistema ideológico social comunista, imprescindible en la práctica de recuperación y  expansión de la política exterior soviética detenida por la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín de 1989. Pues, por su finalidades de poder, Putin, como afirma Le Monde de París del 1° de abril, otorga ayuda financiera a Jean Marie Le Pen, de la Agrupación Nacional de extrema derecha de Francia, a Matteo Salvini, secretario de la Liga Nord y vicepresidente del Consejo de Ministros de Italia, para las elecciones del Parlamento de Europa que se realizarán en el próximo mes de mayo, a Heinz Christian Strache, del Partido de la Libertad de Austria, al Partido de Alternativas para Alemania, etc., en el intento de infiltrar y desestabilizar las democracias de la Unión Europea y de determinar nuevas áreas de intervención para recuperar parte de la influencia perdida. Y esta finalidad es monitoria para los gobiernos y las sociedades nacionales de los países de América Latina y toda América del Sur, máxime cuando han salido de una dictadura de derecha o de izquierda, máxime cuando han sido testigos del deterioro al cual ha sido sometida Venezuela con el gobierno social comunista bolivariano, plagiado por Cuba en la aplicación del modelo estalinista-leninista. El socialismo científico se ha transformado en un pretexto ideológico para justificar la expansión del poder.

Estados Unidos, que con su presencia tecnológica, comercial, financiera y cultural habían concretamente contribuido en el tiempo a la trasformación de una nación agrícola a una petrolera determinando el crecimiento de la población y la mejora individual y colectiva del nivel de la vida, han restado importancia a los acontecimientos que transformaban la democracia venezolana en régimen dictatorial y han dejado, así como debe ser en el respeto de la libre autodeterminación de los pueblos, que los venezolanos decidan su propio destino. Lamentablemente, desde 1992, pero sobre todo después de 1998, la clase política venezolana, imbricada de individualistas y de corruptos, no tenía coherencia con el postulado democrático y sin tener una perspectiva de futuro se doblegaba frente al poder constituido por la revolución bolivariana.

Las relaciones bilaterales entre las dos naciones se han degradado progresivamente hasta la salida de Venezuela de los diplomáticos y funcionarios de la Embajada de Estados Unidos: al deterioro han contribuido por parte del gobierno venezolano la denuncia ociosa del “imperio capitalista”, cuando se practicaba una pseudopolítica keynesiana en la conducción del Estado, una impropia política monetaria y fiscal y la destrucción del sistema productivo público y privado, más manifiesta con la caída de los precios del petróleo, el constante deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos y su disconformidad política y social, los diversos aspectos de persecución política a los disidentes del régimen, la falta de respeto de los derechos humanos, en fin, el éxodo masivo de cientos de miles de ciudadanos, la farsa de los diálogos para reajustes puntualmente desatendidos por el Ejecutivo, la crisis humanitaria que ha determinado la ayuda de la naciones amigas del pueblo venezolano que ha sido impedida por la determinación y presunta autosuficiencia del gobierno; por parte del gobierno de Estados Unidos, la hospitalidad dada a los refugiados políticos y las sanciones impuestas al gobierno castrocomunista bolivariano, desde el enjuiciamiento y condena de los narcotraficantes familiares de Nicolás Maduro al secuestro de las cuentas bancarias y bienes de los funcionarios bolivarianos, desde el  bloqueo internacional de cualquier tipo de financiamiento al gobierno y a las instituciones venezolanas, hasta el de la compra de petróleo.

Seguramente las sanciones han empeorado las crisis interna del país, pero han sido tomadas como presión, esperando que un mínimo de racionalidad prevalezca con una salida pacífica  del Ejecutivo: al contrario, este por la terquedad en la detención del poder, parece que haya contratado 400 mercenarios rusos cual escudo directo de Maduro y ha perfeccionado sus relaciones con Rusia, que ha considerado oportuno ponerse directamente en el asunto: de este modo se ha propiciado un desemboque de la crisis que no parece pacífico.

La diplomacia de todas las instituciones internacionales, ONU, OEA, UE, G7 que tienen conocimiento y se ocupan del asunto, asume un papel fundamental ya que además de la situación venezolana debe enfrentar contextualmente el problema de las necesidades de Cuba, aún evidentes tanto por la dependencia y soporte que recibe por el Ejecutivo venezolano como por el continuo brote de emigración de la isla que aquel gobierno busca contener.

Mientras tanto la gran mayoría de los ciudadanos venezolanos ha sido arrinconada a límites de insostenibilidad de supervivencia, marcha para demostrar al mundo entero su voluntad de conseguir un futuro democrático y libre, un Estado de Derecho y no del albedrío de Maduro, cuya salida del poder, junto con el sistema social comunista de la revolución bolivariana, facilitará la posibilidad de recuperación del sistema productivo y de la economía del país, gracias al plan de ayuda financiera puesto en marcha en las oficinas de Larry Kudlow, (principal asesor económico del presidente de Estados Unidos) con la participación del Departamento del Tesoro, el Consejo de Seguridad Nacional, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La alternativa estratégica es clara y no permite equivocaciones.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!