Durante la segunda mitad del siglo XX, México comenzó a escribir una nueva página dentro de su historia, los años revolucionarios habían quedado atrás tras la expropiación petrolera, por lo que la convulsión del país vivida años anteriores decaía.

La vida política mexicana era ocupada por políticos emanados netamente de las filas de los partidos políticos, ya fuera del partido en el poder, o bien del de la oposición, todos eran políticos que únicamente les tocó escuchar y leer sobre la Revolución mexicana, pero ya no ser revolucionarios, sin embargo, las secuelas que dejó la primera mitad del siglo XX se reflejaron en la vida nacional de nuestro país perdurando por varias décadas.

La generación que vivió, creció o nació en el período de 1920-1950 estuvo fuertemente influenciada por los problemas de orden interno que confrontó el país durante aquellos años; políticos, arquitectos, empresarios, campesinos, todos ellos tuvieron presente en su vida diaria la Revolución mexicana, la expropiación petrolera y sus múltiples rostros de caos y violencia.

Una de las áreas que dejó mayor constancia sobre aquellos años convulsos ha sido la literatura, que convirtió los acontecimientos sociales en núcleo detonador de importantes obras, y no solo en ser un recurrente tema literario, que sirvió a intelectuales como guía para no desorientarse en el férreo camino de búsqueda/encuentro de la identidad nacional, que corría el riesgo de extraviarse por el uso y abuso del poder político.

Esta literatura, principalmente publicada a partir de los años cincuenta, conjugó magistralmente los elementos sobre los asuntos de carácter social con un enajenamiento plasmado sarcásticamente, en el que la vida pública se mezcla con la vida privada en fragmentos de una época decisiva de la vida de México.

Esta forma de expresión la cultivó admirablemente Jorge Ibargüengoitia, quien fue antes que otra cosa, un literato con alto sentido crítico. El humor de sus cuentos, sus novelas, sus obras teatrales y sus artículos periodísticos son de un sarcasmo fino y salvaje, por lo que es considerado, y no en balde, uno de los más brillantes escritores mexicanos del siglo XX.

Ibargüengoitia creó un mundo propio, alucinante y lleno de una carga de humor emocional como ningún otro autor, que le permitió escribir relatos y cuentos cotidianos que, como pocos autores en Hispanoamérica, logra que sus lectores se rían abiertamente con él de aquellas pequeñas desgracias de todos los días.

La manera como Jorge Ibargüengoitia utilizó su ágil prosa para diseccionar y destazar, para ridiculizar y poner en evidencia a sus personajes —muchos de ellos personajes del poder político y económico, ya fuese a nivel nacional o en el microcosmos de la provincia mexicana— era su manera para dinamitar la historia y la realidad que se nos cuenta de manera oficial, para hacer trizas el mito de las instituciones y del desarrollo estabilizador, en una época en la cual el partido hegemónico en México era quien dictaba las reglas de todo y en todo.

Como un dato adicional, la obra completa de Jorge Ibargüengoitia, y como parte del 90 aniversario del autor, llega este año con nuevas portadas, un proyecto que comenzó hace diez años de la mano de la artista Joy Laville, esposa del autor, y quien antes de fallecer aprobó las nuevas portadas que pronto comenzarán a inundar el mercado literario.

Es así como La ley de HerodesInstrucciones para vivir en MéxicoLos relámpagos de agostoDos crímenesMaten al leónLas muertasSálvese quien puedaViajes en la América ignotaIdeas en ventaMisterios de la vida diaria¿Olvida usted su equipaje?La casa de usted y otros viajesLos pasos de LópezEstas ruinas que vesTeatro reunido, todas publicadas bajo el sello Joaquín Mortiz, de Grupo Planeta, se reeditan con nuevas portadas, lo que resulta en una excelente excusa para acercarse nuevamente, o leer por primera vez la extraordinaria obra de Jorge Ibargüengoitia.

Un escritor que escribió con humor, e incluso con una inusual inteligencia para la narrativa contemporánea actual, buscando descifrar la identidad mexicana dentro de la época que le tocó vivir, en un intento de desmitificación brutal de su entorno para dejar constancia de lo absurdo que es el ser humano en cualquier entorno y circunstancia, por lo que la obra del escritor guanajuatense se erige como una moderna fábula humana, que en ocasiones advierte rasgos de cuento popular que indaga en el abrupto origen de las motivaciones del hombre, con un estilo ágil, conciso y sarcástico.

Jorge Ibargüengoitia, una verdadera joya de la literatura universal que cautiva desde el momento en que se le lee, atrapando al lector con su magistral caligrafía.

Un autor imprescindible de leer.


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