La mayoría de los venezolanos jamás pensamos que las arengas de Chávez, impregnadas de fábulas, fueran a convertirse en fuente para la esclavitud de un pueblo noble. Los primeros 90 días de 2019 han transcurrido y un régimen oprobioso prosigue mandándonos, por lo que algunos cuantos como súbditos pareciera que nos refugiáramos en la máxima de que ¡la esperanza es lo último que se pierde! Para Juan Rivas (Luis Beltrán Guerra, El Repitiente, Cyngular, Caracas), asambleísta frustrado en la constituyente de 1999, no deja de ser un paradigma que nutre una angustia colectiva, a fin de descifrar el mito de la caja de Pandora de la mitología griega.

Albertina Russo, napolitana, de 79 años, pero venezolana por el ius solis desde los 7, viuda de un hermano de Juan, cuya edad no pasó de los 45, le advierte que jamás olvida que su madre de Zaragoza, profundamente católica, solía expresarle, cuando la observaba angustiada, que “nuestra unión con los hermanos que se durmieron en la paz de Cristo no termina con la muerte, más por el contrario, prosigue, por lo que su fraterna solicitud ante el Señor contribuye mucho a remediar nuestra debilidad”. Sí, como la que hoy padecemos.

No crees, cara Albertina, que una mixtura de hidalguía, generosidad y hasta quijotismo, riposta Rivas, ha potenciado la agonía de la miseria y la poca fe en el presente y mucho más en el futuro. Juan Guaidó, presidente interino, no puede negarse que nos ha sorprendido con un liderazgo que pensábamos se había acabado. No obstante, para algunos el tiempo transcurre, pudiendo reducirse las alternativas. La AN, en una especie de gobierno parlamentario, para el politólogo boliviano Carlos Sánchez Berzaín, fundador del Interamerican Institute for Democracy, tiene atada las manos de Juan, proponiéndole que ha de designar un gobierno de transición (iid.org). Y para el ministro de la Copre, Carlos Blanco, por haber faltado ¡el momentum! corremos riesgo. Así no los advierte en el artículo “¿Vamos bien? ¿Íbamos bien? y ¿Vamos lento?” (El Nacional, marzo, 2019).

Los esperanzados, afortunadamente muchos, recalca Rivas, aducen que el Estatuto para la Transición aprobado por la AN, define una hoja ruta llamada a ser exitosa (Badel, evento IDEA, Transición en Venezuela). Suelen invocar, como acción definitoria, el artículo 187 de la Constitución bolivariana (Título V, De la organización del Poder Público Nacional, Capítulo I, del Poder Legislativo Nacional, Sección Primera, De las Disposiciones Generales), el cual dispone que corresponde a la AN “autorizar el empleo de misiones extranjeras en el país (ordinal 11)”. Al precepto, ya de interpretación colectiva, se le invoca, inclusive, no solamente por académicos, sino también por el pueblo, como el 187-11. La esperanza pareciera, pues, andar por el camino de la normativa de la carta magna, convencidos de que es ella la que define lo que ha de hacerse: 1. El cese de la usurpación, 2. El inicio de la democracia y 3. La consolidación de esta última. Guaidó espera la autorización de la AN, por lo que su pendencia pareciera tener todo lo demás pospuesto.

Para María Zambrano, ecuatoriana, pero en Caracas, con la promesa a su comadre Albertina de permanecer en el país hasta el cese de la usurpación, lo cual ocurrirá, como ella lo presenció, con “las revoluciones de colores” en los Balcanes y el espacio postsoviético y las cuales, por cierto, describe con sapiencia el venezolano y profesor visitante de Johns Hopkins University y de la Universidad de Liubliana, Carlos González Villa.

Pero María, adiciona con obcecación, Juan Rivas, el petitorio relativo a una cirugía de inteligencia militar, no es que carezca de sentido, sino que Estados Unidos, uno de los pocos países que puede hacerlo, lo ha ofrecido (Trump: “All the options are on the table”). Pero pareciera, acota Albertina, despertando del mutismo que había mantenido, que el gobierno de Estados Unidos, ante la poca cooperación de la ONU y del Grupo de Lima, ha comenzado a meditarlo y con calma (Montaner, “El desenlace venezolano”, iid.org).

Para Rivas, particularmente, por el aterrizaje de aviones rusos en el aeropuerto internacional de Maiquetía y que él, quien fuera presidente del campo de aviación durante los primeros 4 años de Chávez, vestido de cargador de maletas escucha que la capitana Svetlana Vorobiok, de la Academia Militar Mozhaiski, de San Petersburgo, grita al desembarcar: ¡Bt N Mbl!, (¡Here we are!), abrazándose con la coronela cubana Odalys García para alardear a dúo: ¡Chávez vive y la patria sigue”.

Nehir Ozmedir, de Estambul, expresa a la capitana que su presidente Erdogan estaría dispuesto a interceder ante Putin, siempre y cuando Venezuela honrara la borç (la deuda) asumida con Rusia, a fin de proseguir suministrando, además, equipos militares y adiestramiento de los soldados. Jacob Sasoon, teniente de Irán, les reitera que en media hora han de estar en el seminario “Los adoradores socialistas de Dios”, por Ali Shariati, mártir por la revolución islámica (1979), conjuntamente con Frantz Fanon, autor del libro Los condenados de la tierra, con una determinante influencia en el Che Guevara, con Fidel y el último con Hugo Chávez, a fin de repasar estrategias para sostener el gobierno revolucionario. Los soldados que bajan de los aviones se miran unos con otros, sorprendidos del español de la capitana rusa, quien les ordena: ¡A discreción, Firm!

Odalis acerca repugnantemente a la capitana información de la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Control de Armamento, Yleem Poblete, acusando a Rusia, China y Cuba de apoyar al «ex régimen» de Nicolás Maduro en la represión de la democracia en Venezuela. Svetlana ríe, manifestando: ¡Ni un paso atrás!

Entra Julio Martínez a la conversa, abogado de la UCAB, quien acaba de regresar de Roma, donde prueba en el Istituto di Studi Superiori ProDeo una vocación al sacerdocio que desde hace ratos le cosquillea. Y, tan pronto toma asiento, expresa que hay que leer a los intérpretes de la Biblia y sin importar si son católicos o no, por lo que con la anuencia de ustedes recito: “El Señor nos llama a tomar la senda de la fe y de la confianza en él” (La Jornada de Billy Graham).

Juan Rivas, más esperanzado, invita a pasar a la cena preparada a la italiana, por Albertina.

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@LuisBGuerra

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