Durante años se nos inculcó  que cuando celebramos elecciones existe democracia. Como bien sabemos, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. Legitimidad que a la vez puede ser revocada por el pueblo cuando dicho representante está haciendo las cosas mal.

En Venezuela en los últimos dos años hemos solicitado nuestro derecho de votar a un árbitro que se encuentra parcializado hacia el partido que representa al régimen. Es algo incoherente decir que en nuestro país existe democracia, pero a su vez que sea una dictadura; pues los mandatarios autoritarios que existen en el mundo ahora se visten de democráticos y celebran elecciones, tal es el caso de la República Democrática de Corea del Norte. Aunque usted no lo crea, allá cada 5 años se celebran elecciones, pero como es una dictadura el único participante es el actual dictador Kim Jong-un.

Es irracional y muy dolorosa la situación que vivimos actualmente en Venezuela. Estudios confirman que aproximadamente 3 millones de personas comen de la basura y que más de 6.000 jóvenes abandonan a diario la tierra que los vio nacer en busca de oportunidades en otros países. La hambruna golpea a la familia venezolana y quienes hoy padecen enfermedades están siendo condenados a la muerte. La única solución a todos estos problemas es salir de la dictadura y por eso duramos más de 4 meses en una agenda de calle que planteaba la desobediencia civil  aplicando el artículo 350 de la Constitución.

Venezuela estaba en las calles, decidida a conquistar la libertad que tanto anhelamos, pero factores de la MUD jamás previeron el plan B que se debió ejecutar después de la fraudulenta constituyente y fueron esos mismos factores los que no cumplieron el mandato del pueblo del pasado 16J, el cual le exigía a la Asamblea Nacional nombrar nuevos rectores del CNE. Aun así decidimos todos en unidad ir a las próximas elecciones regionales, luchando esta vez contra dos grandes contrincantes: el CNE del régimen y  la abstención.

Al igual que usted, amigo lector, yo también estoy en desacuerdo con la MUD y por sus últimas acciones siento desconfianza de quienes viven de este sistema y no les conviene la salida de la dictadura, esos mismos factores a los que les importan un bledo nuestros caídos, a los que jamás se les escuchó nombrar de nuevo. Aun así, no estoy de acuerdo con la disidencia opositora que llama a abstenerse a votar el 15 de octubre. ¿Razones? Muchas.

En 2012 la abstención llevó a que solo la alternativa democrática consiguiera el triunfo en 3 gobernaciones, derrota de la cual debemos aprender y saber que  abstenerse de votar no es el mejor castigo, pues al no hacerlo nos castigamos a nosotros mismos al no cumplir con la democracia y permitir que la dictadura siga ganando espacios. Muchos dicen: ¿Por qué entonces no participamos en la asamblea nacional constituyente? Sencillo, esa ANC es ilegal por la manera en la que se convocó y cómo fue electa.

A pesar de que esté molesto con la Mesa de la Unidad Democrática, no permitiría que a mi amado Táchira lo siga gobernando el peor representante del régimen. Me rehúso rotundamente a ver cómo mientras miles de tachirenses no tienen qué comer, por la frontera contrabandean los pocos alimentos que quedan en nuestro Estado. Me rehúso a ver cómo la policía estadal cumple órdenes de represión y no genera confianza al tachirense. Me rehúso a seguir viendo cómo incluso juegan con la salud del pueblo, conociendo el mal estado de todos los hospitales del Táchira y por el cual jamás han velado. Me rehúso a ver cómo en nuestras tierras fértiles nuestros campesinos sufren al no tener insumos agrícolas para fertilizar. Me rehúso a seguir permitiendo que el carcelero de nuestro hermano Daniel Ceballos y José Vicente García siga en el palacio de Los Leones culpando y persiguiendo a quienes pensamos distinto. Me rehúso a seguir permitiendo que en esta tierra santa gobierne la maldad.

Hoy no solo estamos comprometidos con Venezuela, tenemos la responsabilidad histórica de seguirle demostrando al mundo que el pueblo quiere vivir en libertad. Abstenerse el 15 de octubre es votar por la dictadura. Hermanos, este es un escenario que debemos superar y saber administrar para que sea una trinchera de lucha que asegure en las 23 gobernaciones #LaSalida de una vez por todas del señor Maduro.

Por Venezuela, ¡vota!


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