“¡Qué pena lo que está pasando en Venezuela!”, le comentan a uno en el exterior.

Los latinos están al día. “¡Ese Maduro! ¿Por qué no se va?”. Los que no son latinos también están pendientes. “Qué horrible lo que está ocurriendo”. “¿Y qué va a pasar?”.

No es noticia de todos los días, pero las marchas de protesta en las calles de Caracas, y su represión correspondiente, han salido en los noticieros nacionales de habla inglesa de la televisión norteamericana, y también en los grandes diarios. Es un signo de la atención que se le presta hoy a lo que acontece en Venezuela. Trasciende al público latino. Por estos días.

En todas las menciones de radio, prensa y televisión se habla de los 4 puntos cardinales del régimen: la pésima situación económica, la escasez de alimentos y medicinas, los altos índices delictivos, y el encarcelamiento a los opositores.

Periodistas y comentaristas ayudan a que el asunto se destaque en diversos escenarios. El otro día, el secretario de Estado, Rex Tillerson, salió de su oficina a hablar con la prensa sobre la política del gobierno de Donald Trump respecto a Irán. Era el mismo miércoles 19 de abril, en el que se preveía una gran marcha de protesta en Venezuela. Después de sus breves comentarios sobre Irán, Tillerson se puso a la orden para las preguntas de tres periodistas. El último inquirió su opinión sobre lo que pasaba en la nación suramericana.

“Bien, estamos preocupados porque el gobierno de Maduro está violando su propia Constitución y no permite a la oposición que su voz sea escuchada ni les permite organizarse de manera que expresen los puntos de vista del pueblo venezolano. Sí, estamos preocupados por esa situación. Estamos observando muy de cerca y trabajando con otros, particularmente a través de la OEA, para comunicar nuestras preocupaciones”.

Afuera, pues, se sabe más o menos lo que pasa, mientras que dentro de Venezuela se vive y se sufre. Lo que va a pasar es la gran incógnita, adentro y afuera. Algo está claro. La gente está más que harta; está desesperada y está superarrecha. Llena de orgullo sentir que el venezolano es verdaderamente un pueblo bravo. Dispuesto a jugársela, sin miedo.

Afortunadamente, los dirigentes de los partidos democráticos han respondido a la altura. No les queda otra. También han cogido golpes y bombas lacrimógenas. Han sido coherentes y han sabido canalizar y organizar el impresionante ímpetu del descontento.

El régimen, por su parte, luce desafiante, pero a la vez impactado. Lanza a la calle a sus policías, a la Guardia Nacional y a sus malandros “colectivos”, pero no se atreve a proponer nada de política. Maduro asomó lo de las elecciones regionales, pero la propuesta no se concreta porque no han medido suficientemente las consecuencias de su posible realización. Maduro y su combo ven que las barriadas populares también han salido a protestar contra el régimen, contra el hambre, contra la inflación, contra la pésima calidad de vida, contra la humillación de tener que mendingar comida y medicinas, de tener que inscribirse en un programa que quiere intercambiar comida por sumisión. Las convocatorias oficialistas resultan de cuatro gatos. Y la gente se hartó también de las trampas institucionales. Como las sentencias del Tribunal Supremo.

¿Qué va a pasar? es la gran pregunta. ¿Qué haría la dirigencia opositora si el CNE termina de fijar el cronograma de las elecciones regionales y quiere realizarlas pronto? Los dirigentes políticos agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática han dicho que las acciones de calle continuarán hasta que se cumplan cuatro objetivos: la realización de elecciones (generales, regionales y locales), el respeto a la separación de poderes y a la dignidad de la Asamblea Nacional, la liberación de los presos políticos y la apertura a un canal de ayuda humanitaria. Los dirigentes de la MUD han sugerido que las marchas no cesarán hasta que se cumplan esos objetivos.

Cuando Maduro asomó hace unos días que le encantaría que hubiera elecciones regionales ya, inmediatamente surgieron divergencias entre opinadores y líderes políticos sobre si se debía atender a un llamado de ese tipo o no. ¿Qué hacer si se convocan? ¿No se va a participar? ¿Se dividiría la oposición frente al dilema de participar o no?

La dirigencia política democrática no puede darse el lujo de botar la bola otra vez. El momento es crucial. Afortunadamente, hay un aparente consenso en que la calle no se debe abandonar. Debe prepararse igualmente para lo que proponga el régimen, más allá de la represión. La represión también desgasta y del mismo régimen surgirán salidas que le luzcan convenientes para su supervivencia, sobre todo si dividen a la oposición. Habrá que estar preparado para ajustarse a situaciones que vayan surgiendo distintas a la represión.

De no aceptar ir solamente a unas elecciones regionales habrá que explicarlo muy bien al interior y exterior de Venezuela. No acepto elecciones con ese CNE, por ejemplo, ni con ese Tribunal Supremo, ambos ilegítimos. Jugárselas todas con la calle es de todas maneras riesgoso; es también contar con que la gente no se ve a agotar por manifestar, y que alguna fuerza fundamental del régimen va a ceder, ambas variables realmente impredecibles.

La calle está indicando que la gente quiere resistir. Hay grietas en el régimen más graves y menos visibles que la actitud de la fiscal general y su declaratoria contra la inconstitucionalidad de las sentencias del Tribunal Supremo para suprimir completamente a la Asamblea Nacional. Recientemente han detenido no solo a oficiales militares retirados sino a un grupo de 10 primeros tenientes, en situación de actividad, pertenecientes a unidades de combate, además del pronunciamiento crítico público de los primeros tenientes Alfredo Rodríguez C. y José Méndez S., pertenecientes a un grupo de artillería, y Ángel Mogollón M., instructor de la Escuela de Operaciones Especiales.

Es importante tener cubiertas todas las bases, estar preparado para el doble-play con un solo out y con un hombre en tercera. No puedes conformarte con el lanzamiento a primera. Todavía no ganas y el juego no ha terminado.


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