Lo inédito de este proceso, por el que atravesamos, radica en que nunca antes hubo en Venezuela la simultaneidad de dos gobiernos; en este caso, uno legítimo y el otro fáctico. Esta excepcional coexistencia ha estado caracterizada, por un lado, por el vertiginoso avance de las fuerzas democráticas lideradas por el presidente Juan Guaidó, con un extraordinario y masivo respaldo internacional, y el descomunal e indetenible apoyo popular. Del otro lado, una dictadura mermada en sus fuerzas, con escaso e indeseado apoyo internacional y solo sustentado, cada día más precariamente, en unas FANB que hacen aguas puertas adentro. Su principal debilidad es precisamente esta coexistencia, al no poder anular en forma alguna a ese gobierno legítimo. No tiene cómo hacerlo y están contra la pared.

Es inexorable la caída del régimen; cualquier intento de huir hacia adelante será atajado por las circunstancias y la torpeza se apoderará de sus acciones. Nada les saldrá bien y quedará más expuesta su ineptitud y ridiculez, como así ha sido con unos vergonzosos ejercicios y simulacros militares que causan estupor por la manipulación macabra de poner en ese trance a personas dignas de toda lástima y conmiseración. Como también ha sido una intención de huir hacia adelante, la de plantear unas elecciones parlamentarias para pretender quitarse de encima las elecciones generales que seguramente se realizarán como cometido de un gobierno de transición. Igual en la inocuidad de una recolección de firmas en rechazo a las presuntas amenazas realizadas por el gobierno de Estados Unidos. Simplemente perdieron el manejo de la agenda política que por fortuna está hoy en manos de la oposición.

Será finalmente derrotada esta inviable dictadura milico- cubana del siglo XXI. En cualquiera de sus formas, con la mampara de Maduro o sin él, pero para acelerar con más determinación el desenlace, no son suficientes los apoyos implícitos o las buenas intenciones; son necesarias acciones y realizaciones en el campo militar y político, en los que son innegables los efectos positivos de algunos actos de conversión, pero cuyo simbolismo no nos puede sustraer de la importancia de un generalizado respaldo orgánico e institucional puertas adentro, tal como la tienen los contundentes y explícitos respaldos internacionales y el gigantesco apoyo popular. Además de los militares, tienen que fijar posición, de manera expresa y sin reservas de ningún tipo, no solo en apoyo a Guaidó como presidente de la AN sino como presidente encargado de la República, los gremios profesionales, empresarios, academias, universidades, organismos sindicales, así como los partidos políticos, gobernadores y alcaldes, principalmente los opositores que, a la fecha, no lo hayan hecho. En esta etapa, el carácter envolvente que genere la unidad de acción sofocará cualquier reacción de un régimen que está destinado a una segura y aplastante derrota.

Superada la usurpación, como primer gran lineamiento, sobrevendrá la menos difícil, pero no sencilla transición hacia la democracia con las subsiguientes elecciones generales. Antes de que se abra el abanico de variables, que por lógica se nos presentará en el escenario electoral, es impostergable que se alivien hoy, en forma inmediata, las necesidades populares. He allí la inminencia de la materialización de una ayuda humanitaria, que hace unos meses propusimos a algunos diputados y al alcalde Ledezma, que se hiciera, incluso, por la vía de los hechos, aún en contra de la voluntad del régimen, poniendo esa ayuda a disposición del venezolano en las fronteras, por aire y mar, informándole de ello y promoviéndolo en ciudades y pueblos del país, para quebrar que el hambre siguiera siendo una política de Estado para mantener chantajeado a las clases mas necesitadas.

Hoy se allana buena parte de la dificultad de la propuesta de aquel entonces, porque ya contamos con la ventaja de tener a un presidente que la autoriza, una AN que la prioriza y un país entero que clama por esa ayuda lo que facilitará una mayor solidaridad internacional y entrampará más a un régimen que no tendrá excusa para evitarla. La resistencia, principalmente militar, para que ingrese la ayuda será superada por una dinámica que le pasará por encima. No habrá forma de detener a esa inmensa masa de venezolanos que presionará esa entrega, ni el empuje de las fuerzas para hacerlas llegar de la mano de países amigos y organismos internacionales.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!