El ser humano, como integrante de la sociedad, requiere dominar ciertas capacidades o destrezas para desenvolverse de una manera competente y adecuada. Estas definen el alcance de sus posibilidades y oportunidades, tanto sociales como culturales. Son la base del desarrollo de su conocimiento, de sus valores y de sus actitudes, las cuales condicionan la manera como enfrenta las situaciones existentes en el entorno, así como las exigencias y desafíos que se presenten.

Una de esas habilidades es la capacidad de conocerse a sí mismos, como punto de partida del desarrollo de la identidad y de la autonomía, basado en factores como la personalidad, las cualidades, los atributos, las fortalezas, las debilidades, las flaquezas, los valores, los principios, los gustos, las aficiones, la actitud, entre otros. Requiere, además, observarse internamente, saber de cuáles recursos se dispone, tanto desde el punto de vista social como personal. Así mismo, exige establecer las metas personales en la vida.

Igualmente, se debe considerar el fortalecimiento de la capacidad para desarrollar las relaciones interpersonales de manera armónica y adecuada. Esto permite dominar la forma en la cual se mantienen conexiones positivas con las demás personas, con quienes se interactúa diariamente en los distintos ámbitos, bien sea en el hogar, en los estudios, en el trabajo, en los espacios donde se desenvuelve socialmente, etc. Es importante para  tratar de construir nexos significativos y beneficiosos.

Así mismo, se debe desarrollar la comunicación asertiva, pues facilita que las personas puedan transmitir con claridad sus ideas, lo que sienten o piensan, tomando en cuenta el pensamiento, los derechos, valores y sentimientos del receptor de su mensaje. De esta manera se genera mayor receptividad y efectividad en el proceso. Es importante cumplir con la necesidad inalienable de comunicarse y expresarse, lo cual, además, permite reafirmar los pensamientos propios y marcar límites o pautas en cuanto a las reacciones con los demás.

Del mismo modo, para actuar de una manera proactiva y adecuada, se requiere desarrollar la habilidad de tomar decisiones acertadas. No se debe dejar que todo ocurra al azar. Es relevante observar las distintas alternativas y escoger la mejor decisión, sin olvidar que estas a su vez generan efectos o consecuencias presentes o futuras que pueden afectar de manera negativa o positiva. Además, se debe tomar en cuenta las necesidades, los valores, motivaciones, influencias, tanto en la vida propia como en la de otros.

Igualmente, se pueden considerar habilidades para la vida que se deben fortalecer, el adecuado manejo de tensiones y del estrés, de las emociones y los sentimientos, de los problemas y los conflictos, así como el pensamiento crítico y creativo, la empatía, entre otros aspectos.


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