Rusos, chinos, iraníes…

Nuestros próceres lucharon contra el imperio español y lo vencieron, tardaron casi treinta años en lograrlo. A nosotros nos ha tocado luchar contra rusos, chinos, iraníes, cubanos, terroristas, narcos y la traidora canalla chavista encabezada por el felón Hugo Chávez.

¿Vamos a derrotarlos? Sí, Venezuela va a vencer, lo estamos haciendo. Ha sido difícil, muy difícil, pero la ruta está trazada, hay que seguir.

El destino es la libertad.

La invasión de la maldad

La invasión de la maldad histórica (Rusia, China, Cuba, etcétera) a Venezuela ha sido catastrófica, las muertes, la ruina, la devastación social, política y económica, son bíblicas.. Todas las plagas juntas del pasado no han causado tanto daño como el que el eje comunista nos causó a los venezolanos. Sin embargo, hemos resistido y algunos no hemos dejado de enfrentarlos.

No nos hemos rendido. Hemos luchado sin dinero, sin apoyo militar, sin recursos, solo con moral y por ella –por la moral– no nos han doblegado ni lo harán.

Ni lo harán.

Tanta, tanta, tanta

Pero no podemos negar que tanta crueldad, tanta codicia y tanta perversidad nos han sorprendido, los venezolanos jamás habíamos conocido tanto daño reunido, tanta perfidia, tanta impiedad, ni siquiera en nuestras peores guerras. Creo que la historia nos ha despertado pegándonos un sangriento y paralizante carajazo en la jeta.

¿Hemos despertado? Creo que sí, claro que lo hemos hecho, por eso nos preparamos para el desafío político y social más relevante de nuestras vidas: la Operación Libertad.

Tu libertad, mi libertad: la de Venezuela.

Trucidar, el verbo terrible

No sé si a ustedes les ocurra, pero a mí ciertas palabras me causan neurálgicos estremecimientos. La primera vez que escuché la palabra “trucidar” fue en el colegio La Salle. La razonó el inolvidable profesor de castellano José María Bernechea. Nos dijo que “trucidar” significaba: despedazar, matar con crueldad e inhumanidad.

Nunca olvidé ese verbo terrible. Años más tarde entendí. Eso fue lo que hizo el chavismo y su eje de maldad: trucidaron a Venezuela. Vean a su alrededor y observen como una palabra puede ser en realidad un estremecimiento, un cataclismo real, un apocalipsis.

Trucidaron al país, pero no nuestro espíritu.

El remate del pueblo

Tanto Estados Unidos como Colombia y Brasil, además de otros países de América Latina, están dispuestos a intervenir militarmente en Venezuela. No ahora, pero lo están. El caos que el chavismo –combinación criminal de narcotráfico, comunismo, fundamentalismo y terrorismo– está causando en la región es tan inconmensurable como inédito.

Han activado todas los mecanismos políticos, diplomáticos y administrativos para acabar con la tiranía y lo están logrando. Para ellos solo falta lo más importante, el remate del pueblo venezolano.

Esto es: la rebelión nacional total.

Las palabras de Elliott Abrams

Cuando el enviado especial para Venezuela, para despecho de algunos, dijo que una reacción militar en Venezuela era “prematura” hablaba como un hombre de Estado. Las incursiones militares extranjeras no se decretan con un artículo ni se exigen, se negocian. La inversión económica y los costos humanos son tan enormes que cada país decide si lo hace o no, en particular si se trata de defender a otro país de la barbarie.  

Hay que estar claros, para que haya “cooperación” aliada contra la invasión de la maldad antes debe haber “operación” interna, esa es la razón de ser de la Operación Libertad. Sin movilización, sin lucha y sin “operación” no habrá “cooperación”.

No más pajaritos preñados.

¡Guerra a muerte!

Así como todas las opciones están abiertas en el escenario internacional para liberarnos de la tiranía chavista, también lo están en el ámbito nacional. De eso se trata la Operación Libertad: de partirnos el alma por nuestro propio país, usando todos los medios que existan para liberarnos de la coalición del mal. Una acción mixta de alto alcance, donde la legítima defensa personal y popular se movilicen para declararle la guerra a muerte a la maldad, es lo que sigue.

Será amargo, pero será: venceremos. Somos más y unidos somos invencibles.

¡Viva la libertad!


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