La sombra inquietante del Holocausto, el suceso traumático del siglo XX por excelencia, se proyecta de manera fría y amenazante de un lugar a otro del planeta sin conmiseración de espacio, tiempo o persona; esto queda claro en el más reciente libro publicado en la Colección Andanzas de Tusquets Editores, La guarida, de Norman Manea (Bucovina, Rumania, 1936).

Muchas ocasiones no es suficiente el silencio, la locura o la ignorancia, sino que debemos de persuadir al destino de que estamos del “lado bueno” para no salir heridos, o por lo menos para levantarnos de entre las cenizas y escombros en que se ha convertido nuestra vida producto del miedo y el horror.

Es así como los personajes de La guarida, de los que nos habla el escritor de origen rumano, se mueven a cortapisas en una sociedad recelosa de los regímenes marxistas sobrevivientes, recreando un thriller literario donde una sola chispa de resentimiento servirá para iluminar la travesía más oscura.

Es así como vemos transitar a un nostálgico profesor, Augustín Gora; al ilusionado Peter Gaspar, y a la recién aparecida Lu, ex mujer de Gora y actual pareja de Gaspar en una Nueva York –que bien puede ser sinónimo de exilio– que será escenario de las irracionalidades del ser humano que se empeña en construir sociedades que tienen como base el recelo congénito; un triángulo sobre una atmósfera prometedora.

La obra no solo muestra la necesidad humana de sentirse reconocidos o buscar la necesidad del ser amado por simple maldad del espíritu, sino que recrea el hambre por recomenzar una existencia fallida o en ruinas, la cual toma como detonante la recepción de una misiva donde se incluye una amenaza de muerte para Peter Gaspar, por lo que todo parece indicar que los grupos extremistas de derecha y la policía secreta comunista son los autores de tan tétrica carta, así pues, la vida de todos será puesta en peligro.

En La guarida se anuncia de forma erudita el gran trauma del siglo, que además de ser una explicación de una realidad, anuncia el fin de una época de ideologías y por consiguiente, el vacío que generó en todo un continente. Norman Manea sabe que no puede dar marcha atrás y plantea la posibilidad de una sociedad que haya sido fecundada por las experiencias horripilantes padecidas en la primera mitad del siglo XX, sobre la base de que son aproximaciones en busca de un progreso real que solo se construye con “el otro” y con “los otros” a fin de derribar el último “muro”: el de las limitantes político-culturales.

Manea vuelve a brindar al lector una escritura elocuente, que se convierte en un real viaje en la historia reciente y recrea un prodigio de claridad que no resta complejidad a las realidades a las que se enfrentan los protagonistas, quienes podrán refugiarse en una guarida de la que solo saldrán vivos o muertos, pero cualquiera que sea el desenlace develarán secretos que ya en ningún lugar son admitidos.

La guarida, una avasallante realidad de la que no podremos huir o escondernos, pues tarde o temprano deberemos enfrentar con la sangre fría e inteligencia al monstruo del recuerdo que de reojo vemos a nuestras espaldas; una obra que más que elocuente es imprescindible.


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