Los que creyeron que el “histórico” encuentro entre Trump y Kim Jong-un iba a resultar en que “Rocketman” (como el norteamericano denomina a su homólogo) iba a bajarse los pantalones permitiendo que le lean la cartilla, se llevaron una sorpresa. No parece ser eso lo que ocurrió aunque Mr. Trump haya desembarcado el dia siguiente en Washington igualito que cuando Neville Chamberlain regresó de Munich en septiembre de 1938 anunciando que se había asegurado la paz en Europa al precio de entregar a Alemania la parte de Checoslovaquia conocida como Sudetenland, donde una porción importante de la población era étnicamente germánica. No pasó mucho tiempo hasta que Hitler pusiera mayores exigencias que en definitiva resultaron en la Segunda Guerra Mundial.

Pues resultó que el “gordito” además de su extremadamente reprobable forma de gobernar y de las terribles penurias a las que somete a sus habitantes, tampoco es que debe ser tonto teniendo en cuenta que controla en forma inapelable todos los resortes de la vida y hacienda de su país. Así lo demostró al emerger de la reunión de Singapur habiendo obtenido tal vez muchas más concesiones que las que se vio él mismo obligado a otorgar y sin que al parecer se hubiese conseguido nada en materia de derechos humanos.

La familia Kim, ama absoluta de Norcorea desde hace casi setenta años, ha conseguido hace ya mucho tiempo convertir en realidad las mismas metas que alientan los “bolivarianos” instalados en Miraflores: depauperar al pueblo sometiéndolo al hambre, liquidar la dignidad a través de la supresión de los derechos humanos y convertirse en una amenaza primero regional y ahora planetaria a través del desarrollo y la puesta a punto de su capacidad nuclear, además de la obtención concreta de un sistema misilístico que ha demostrado tener la capacidad de alcanzar las costas norteamericanas transportando ojivas nucleares.

Los primeros dos Kim (Il-sung y Jong-il) hicieron grandes esfuerzos y consiguieron obtener importantes concesiones a su chantaje, pero en ningún caso pudieron ellos constituirse en una amenaza creíble para la seguridad de Estados Unidos y el mundo salvo su vecino Japón. El actual dictador sí ha conseguido los resultados militares o técnicos y además los ha explotado supremamente bien a su favor, mal que nos pese. Gracias a eso es que ha tenido éxito en concertar una entrevista con un presidente de Estados Unidos, que dicho mandatario se mueva medio mundo para encontrarse con él, ser tratado como un igual, más las promesas que le hayan hecho. Kim regresó a Pyongyang dando su propia versión, según la cual fue él quien se habría embolsillado al catire. Obvio que Kim no tiene prensa ni órganos colegiados a quienes rendir cuenta de lo actuado. Trump sí los tiene y por eso se sabe que las cosas fueron menos bien que como se anunciaban.

El “rey de los acuerdos” (King of the deals) parecía creer que sus habilidades mágicas para manejar negocios inmobiliarios de envergadura le habilitan para juzgar, medir y eventualmente neutralizar a un tiranuelo que lleva al menos tres generaciones de la más cruel política en sus genes y que se apoya en los varios éxitos obtenidos ante anteriores ocupantes de la Casa Blanca, a todos los cuales los norcoreanos marearon, bailaron, desplumaron y luego volvieron a las mismas andanzas de chantaje que han conseguido dominar con éxito.

Es cierto que el coreano dijo haber destruido ya las instalaciones desde las cuales se hicieron las pruebas más preocupantes. Tal afirmación requerirá verificación y a la hora de las chiquitas en la letra pequeña es donde hay la mayor probabilidad de que Sí sea No al más puro estilo Pyongyang. Este columnista (junto con tres compatriotas más) estuvimos una semana en Corea del Norte en 1988 con ocasión de los acercamientos que ese gobierno procuraba para establecer relaciones diplomáticas con Venezuela. En todos los días y reuniones con los responsables de las relaciones internacionales del Partido Único jamás pudimos extraer un sí ni un no de ningún funcionario. Cuestión de cultura y de terror a las letales consecuencias de desagradar al entonces padre de la patria (abuelo del actual dictador). ¿Seguirá igual?

El presidente Trump afirmó que en vista de los antecedentes Estados Unidos mantendría vigentes las sanciones hasta tanto pudieran ir comprobando que lo prometido se cumple. La velocidad y facilidad o no para el desarrollo de esos procesos de desmantelamiento irá dando la pauta de la seriedad del líder norcoreano. Este columnista se apunta en la línea del apóstol Tomás que pidió ver las heridas de Nuestro Señor para creer en su pasión. “Dichosos los que creen sin haber visto”, le dijo Jesús al incrédulo. Nos arrepentiremos y reconoceremos con humildad los logros cuando la ocasión lo amerite, igual como haremos cuando veamos a nuestros próceres revolucionarios restituir a la patria las libertades secuestradas y reintegrar los fondos desviados.

En esta historia, como en casi todos los asuntos que requieren cambios significativos, siempre se produce la tensión entre las expectativas que se generan y los tiempos que la concreción de los cambios requieren. Lo perfecto sería lo mejor. Lo posible será la limitante y los tiempos requerirán paciencia.


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