La situación está cogiendo cuerpo, aunque puede que falte un poco. Como un buen café colado se siente el aroma de transformación de la sociedad, la necesidad de que mejore la situación. Si todo se mantiene como está no habrá mejora, y el chiste de la guerra económica que no tiene fin igual al del gallo pelón.

Ya Pdvsa decidió que está amenazada, por eso la alerta amarilla. Con la excusa de defender la empresaexige que todos los empleados estén a disposición para ser convocados a presentarse a sus puestos de trabajo en caso de ser necesario, como si la empresa fuera de ellos, como si las irregularidades las hubieran cometido los empleados. Aunque no lo ha hecho público, parece ser que la amenaza consiste en que la oposición tome el gobierno y descubra los negocios que viene ejecutando la empresa sin control de la Contraloría Interna, de la Contraloría General de la República y de la Asamblea Nacional.

Medidas similares está tomando el Banco Central de Venezuela, ya que el escamoteo de las cifras de inflación, de escasez o la verdad sobre los billetes de a cien, no podrá continuar en el supuesto negado que la MUD tome el poder.

En el Ministerio del Poder Popular para la Salud se teme que se haga del conocimiento público las estadísticas sobre la mortalidad infantil, las distintas epidemias que están afectando al venezolano, el incumplimiento en los planes de salud, la ausencia de compras de insumos y reactivos, de adquisición de medicinas para combatir el cáncer, y la prohibición que les impone a los laboratorios farmacéuticos de importar medicamentos, con lo cual deja sin opción a los enfermos.

Por otra parte, los magistrados tienen prepagados los asientos en las avionetas que por prevención les permitirán salvaguardar su integridad personal, salir del país se les hace necesario en caso de una revuelta generalizada, por cuanto han sido acusados de tergiversar la letra de la constitución, cuando la mayoría de ellos lo que ha hecho es firmar las sentencias y cobrar el quince y último. En el aeropuerto de Caracas están diseñando un plan de contingencia para el caso de que se presenten cientos de funcionarios en sus camionetas blindadas a abordar los aviones, y podría ocurrir lo que le sucedió a David Dao, el pasajero expulsado a golpes del vuelo de United Airlines por una sobreventa de puestos. Los organizadores están contando con la imposibilidad de que todos los funcionarios corruptos puedan huir al mismo tiempo, que alguno se atrase; pero si se presenta un chivo con más peso o que esté dispuesto a pagar más por el puesto no dude que lo sacarán a punta de Kalashnikov, así que lo mejor es que lleguen temprano.

Estamos en esta situación de ingobernabilidad por la falta de compromiso de Maduro con el pueblo. Ponerlo a pasar hambre fue la gota que derramó el vaso. A estas alturas no se puede desmontar la presión social por la vía del diálogo, ya que el gobierno desconoció sus compromisos anteriores, y negó el Referéndum Revocatorio. Si hubiese cumplido con lo prometido tendría opciones, pero se burló de los venezolanos. Ahora no tiene como recuperar la gobernabilidad, y reprimir hasta el punto de no poder ocultar los muertos lo pondría al mismo nivel de Bashar al-Ássad, presidente de Siria, cuestionado por el excesivo uso de la fuerza en la represión a los opositores. El sirio tiene muchos años reprimiendo, lo malo es que el presidente Trump está buscando una excusa para distraer a la opinión pública, y Venezuela podría ser su nuevo entretenimiento. Hago la salvedad que el mencionado al-Ássady Tareck El Aissami no son familia, aunque los métodos se están pareciendo; por ejemplo, llamar a una marcha el día anunciado por la oposición; en la continuación de la estrategia espejo, que consiste en hacer la misma actividad que el contrario para que no se vea la fuerza del otro.

Lo que se ha perdido en nuestra sociedad es el principio legitimador del gobierno, este principio es la satisfacción de las necesidades, hemos perdido la felicidad por el mal actuar del gobierno, y Maduro, incapaz de cohesionar la sociedad, se nos ha vuelto un problema desde que hizo evidente que no existe la separación de poderes en nuestro país. La búsqueda de la felicidad fue el norte del Estado Liberal, de la República liberal democrática, lo malo es que hemos retrocedido a la República liberal autocrática sin ninguna compensación. No podemos ser felices si hemos extraviado el sentido de la igualdad, de la seguridad, de la propiedad y de la libertad, compromisos de la República liberal desde la primera constitución venezolana. El socialismo se acabó en diciembre de 2015, para iniciar la dictadura del siglo XXI.

Como diría Hans Kelsen: Maduro, haz feliz a tu pueblo, no lo hagas desgraciado.


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