Cuando las organizaciones entienden su compromiso con la sociedad, sienten esa necesidad de compensar con su conducta responsable al entorno, asumiendo prácticas, programas y acciones que  se consideran propias de la responsabilidad social empresarial. Este estilo de comportamiento se ha extendido cada vez más, pues sin duda genera beneficios mutuos de crecimiento y desarrollo.

Es importante destacar que esta filosofía debe ser asumida como un modo de gestión en el cual estén involucrados todos los miembros de la organización, incluidos los de mayor autoridad, procurando que se transformen en políticas de acción. Es así como todos estarán en sintonía con los lineamientos que se deben seguir para abarcar los diversos aspectos que tienen que considerar, como son los derechos humanos, desarrollo laboral, oportunidades de negocios, temas medioambientales, sociales, salud, educación, cultura, entre otros. Esto, también permite conectarse de manera sostenida con todos los públicos de interés, procurando una efectiva inclusión y una visión global para dar respuesta a sus exigencias.

No podemos olvidar que la responsabilidad social empresarial está conectada con la naturaleza y las obligaciones de la organización, a fin de gestionar su impacto positivo y negativo. Por eso involucra distintas disciplinas que le permitan cumplir adecuadamente con esos parámetros y ejecuciones para cubrir las expectativas de sus públicos, pues viven en  constante intercambio con ellos y deben demostrar  que trabajan para el progreso de ambos. Por otro lado, es oportuno medir las áreas prioritarias de repercusión, evaluando el panorama y a partir de esa valoración, establecer las estrategias más efectivas.

Igualmente, es bueno resaltar que las organizaciones obtienen distintos beneficios cuando actúan de manera responsable, entre ellas podemos mencionar la excelente reputación que genera en el mercado, la fidelidad de su públicos. Sus gestiones son vistas como una ventaja competitiva, les facilita cubrir sus obligaciones éticas, les produce utilidades y satisfacciones  a largo plazo, así como la revalorización de la organización.

En definitiva, la responsabilidad social empresarial es una herramienta que comprende diversas  actuaciones, las cuales deben ser asumidas por las organizaciones para cumplir con su compromiso con la sociedad y así retribuirle lo que les ha brindado.


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