La buena noticia de la reciente reunión de ministros de Energía del G-20 Bariloche, Argentina, es que el gas natural vuelve a ser ratificado como “puente” y “vía de transición” en fósiles y nuevas energías.

Recordemos que la eficiencia energética, vía la transición energética, es uno de los pilares de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

Buena conclusión del G-20 en volver a abanderar al gas natural como elemento importante del desarrollo y la transición a renovables como la energía solar y eólica que deben continuar mejorando su tecnología para abaratar costos de producción.

El G-20 es un grupo de países que son la sumatoria: entre el G-8 integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia, se agregaron once países más y se creó el G-20: Arabia Saudita (por su peso específico en el cartel petrolero OPEP), Argentina (del Mercosur), Australia (parte de OCDE), Brasil (parte de los mecanismos de integración G-5, BRICS y Mercosur), China (G-5 y BRICS), Corea del Sur (OCDE), India (G-5 y BRICS), Indonesia (por su peso en el contexto del Asia ASEAN y en OPEP), México (G-5, OCDE, Alianza del Pacífico y Nafta con Canadá y USA), Suráfrica (G-5), Turquía (OCDE) y el vigésimo miembro del G-20 es en su conjunto la Unión Europea.​

Dato: los países del G-20 representan 77% del consumo mundial de energía y más de 80% de la capacidad mundial de producción de energía renovable, 85% del producto interno bruto mundial, dos tercios de la población mundial y 75% del comercio internacional.

La reunión de alto nivel logró consensuar en la prioridad global de transitar fuentes de energías «más limpias» para, obviamente, reducir emisión de gases de efecto invernadero.

Esa “migración” discutida técnicamente por un par de días por los ministros a cargo de energía volvió a subrayar en la necesidad de migrar hacia fuentes de energía renovables alternativas, superar el uso de carbón a escala, pero utilizando al gas natural como combustible fósil «de transición».

Entre sus declaraciones, que copio por la importancia, está aquella que indica que: «Reconocemos la importancia de la energía para ayudar a formar nuestro futuro compartido, en diferentes circunstancias nacionales, así como la necesidad de transformar nuestros sistemas energéticos, en línea con el espíritu de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible».

En ese contexto Bolivia con su potencialidad de nuevas reservas de gas natural, junto a Argentina con su potencial en proyectos de shale, Estados Unidos y su nuevo liderazgo en oil & gas, México pueden ser nuevos jugadores del mercado del gas en este hemisferio que junto a Venezuela va a continuar, de este lado del mundo, teniendo peso específico en cuando a producción de petróleo, una vez que se haya estabilizado y mejorado la producción y cuando en Venezuela haya retornado la democracia.

Entre los datos relevantes de la reunión está el firme desafío del G-20 en generar mayores y más significativas inversiones públicas que alienten a inversiones privadas en financiar la transición y eficiencia energética.

Aún existen países que utilizan el carbón como fuente importante en su matriz energética (varios miembros del G-20), algunos (como China) están en la obligación de mejorar condiciones tecnológicas para reducir emisiones de efecto invernadero; al igual que los que utilizan energía vía nuclear para tener los mejores estándares de seguridad. La alternativa al carbón, definitivamente, es el gas natural como combustible fósil “de transición” hacia una matriz basada en las energías renovables. La nota positiva –como siempre la innovación y el capitalismo norteamericano presente– el secretario de Energía de Estados Unidos, Rick Perry, dijo que era posible producir “carbón limpio” con las tecnologías adecuadas, al punto de que su desarrollo puede ser “muy positivo para el medio ambiente». Habrá que esperar noticias de esta propuesta.

La importancia de este encuentro radica en que también participaron actores directos del mercado petrolero, gasífero y de las nuevas energías como: la Agencia Internacional de Energía, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Foro Internacional de Energía, la Agencia Internacional de las Energías Renovables, la Alianza Internacional para la Cooperación en Eficiencia Energética y el Banco Interamericano de Desarrollo. De manera que varios actores pudieron expresarse para tener un documento que posteriormente sea elevado a consideración de los jefes de Estado del G-20.

Temas que se analizaron y que serán parte de la agenda energética de los próximos años: la transición de fósiles a renovables vía gas natural, el acceso universal y democrático a la energía, la disminución de subsidios perniciosos y la mejora e innovación tecnológica.

Naturalmente la transición energética, entendida por el G-20, debe ser gradual y respetando el mix energético de cada país sin que esto signifique daños a su economía, pero hubo acuerdo en que el gas será el combustible fósil de transición, por ser menos contaminante. Bolivia tiene una vez más la puerta abierta para generar mayores inversiones privadas en exploración de gas natural dado que el G-20, el mundo, prácticamente nos está diciendo que el gas va a ser el elemento de transición. Creemos que esta oportunidad debe ser tomada en cuenta y aprovechada. Bolivia podría ser el principal país productor de gas del Mercosur siempre y cuando se aliente la inversión privada con nuevos marcos legislativos abiertos dada la importancia del gas como puente hacia un modelo que privilegie las renovables.

La próxima cita será en junio de 2019 en Japón, en donde se medirán si las metas propuestas por el grupo de ministros en materia de energía del G-20 llegaron a cumplirse. Es una oportunidad para mostrar a Bolivia como país con potencial en negocios de gas natural, pero primero debe haber alternabilidad en la conducción del Estado.

Nuevamente la energía, concretamente el gas, vuelve a ser parte de la política. Por ello urge que este recurso natural sea administrado de la mejor forma posible para generar ingresos y reducir condiciones de pobreza.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!