Algunos siglos han pasado desde que un sabio gobernante de la antigua Roma se dedicó a escribir unas notas para sí mismo, apuntes y máximas. No escribió ni un diario ni sus memorias, solo pensamientos que al releer le permitirían ser un mejor gobernante, un mejor soldado, un mejor ciudadano, en realidad, un mejor hombre. Le conocemos como las Meditaciones de Marco Aurelio.

Estas notas nos dan cuenta de lo duro del oficio que es regir un gobierno y lo sencillo que puede ser lograr con alguna destreza, y mucha humildad, conseguir el éxito del mandatario. Él se aconseja allí: “Ser justo, compasivo, ecuánime, digno de sus ciudadanos, ser estoico y cumplir el deber sin esperar recompensas”.

No te “cesaricoces” y no te conviertas ni en actor ni en prostituta. Hay que dar sentido al mando, son esos consejos que anotaba con el solo propósito de recordarle a su cabeza la guía que se imponía sobre su obligación y evitar los desvíos que su corazón podía pretender. Un libro único, un escrito sincero y modesto, de una enorme profundidad.

Marco Aurelio escribió: “Ni el pasado ni el futuro se puede perder, porque lo que no se tiene ¿cómo nos lo puede arrebatar alguien?… Solo se nos puede privar del presente, puesto que este solo posees, y lo que uno no posee, no se puede perder”.

Terrible pensamiento para los ciudadanos de Venezuela, ya el pasado fue y, sin presente, puesto que nos lo han robado, difícilmente ha de haber futuro.

La conclusión de esta lectura no deja alternativa, si queremos un futuro para nuestra dolida y destrozada nación, hemos de recuperar nuestro presente, arrebatárselo a los traidores que han destruido los sueños de una república soberana para esclavizarnos a un conquistador muy inferior. La entrega a Cuba no solo es un sometimiento denigrante, es un secuestro del futuro, una clara traición a las aspiraciones de soberanía que consolidaron en el Campo de Carabobo quienes regaron con su sangre la semilla de la libertad para sus hermanos.

Ni la ayuda externa, ni las sanciones de todos los países democráticos del mundo, ni intervenciones militares serán sustituto para el reto que debemos aceptar y superar los venezolanos, nada ni nadie podrá ser más valioso que nuestra propia voluntad de lucha y sacrificio nacional.

Deponer posiciones personales y unirnos todos en una sola voluntad es el camino, no nos distraigamos en los vericuetos, y retomemos la ruta hasta recuperar el presente; de lo contrario, no habrá futuro.


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