Este es el comienzo de una mirada y un abrazo largamente esperados a los autores cubanos que realizan su obra fuera de la isla, en las márgenes, en las fisuras, en ese estatus difícilmente definible que es escribir –diría el exiliado José Martí– sin patria pero sin amo y que indistintamente llamamos diáspora o exilio, según el contexto, el año de partida, el compromiso o la interpretación de la herida.

Dedicada exclusivamente a los escritores cubanos de la diáspora, después de un largo y tortuoso camino, llega a la Feria del Libro de Miami la Colección Fugas, proyecto editorial independiente cuya sede principal en encuentra en Miami, que en asociación con Ediciones La Palma (Madrid) y gracias al auspicio del Instituto La Rosa Blanca y el Interamerican Institute for Democracy, pone a disposición de los lectores sus tres primeros títulos: Póker de brujas y otros cuentos. Edición 50 años (el primer libro en prosa de Carlos Alberto Montaner), El Super. Edición 40 años (pieza teatral de Iván Acosta) y Escapados del paraíso (novela de Armando de Armas).

Fugas se fundamenta en que sus autores, aunque residen fuera de Cuba, forman parte indispensable del patrimonio literario cubano. La colección se enfoca en escritores vivos, pero se propone además rescatar la producción de autores fallecidos fuera de la isla, cuyos textos constituyen aportes a la cultura de la nación, que existe más allá de las fronteras geográficas e ideológicas a las que lastimosamente ha sido sometida su producción literaria desde hace casi seis décadas.

Cuba está hoy en muchas partes y desde la libertad que, no lejos del dolor, les otorga la diáspora, sus autores pelean cada día contra los demonios del olvido, las falsas palabras y el silencio. Por ello este proyecto editorial incluye a los nacidos en otros países en el seno de familias cubanas, como los cubanoamericanos y los hispanocubanos.

El número 1 de Fugas está firmado por Carlos Alberto Montaner. No fue en Miami ni en Madrid sino en San Juan, Puerto Rico, donde apareció hace 50 años ésta colección de relatos, el primer libro de ficción de Montaner, quien por entonces tenía 25 años. Se trata de un volumen atípico en su prosa y una rara avis en la narrativa de la época. Distanciadas de las maneras y los tópicos, a veces sobredimensionados, del llamado boom latinoamericano, la intención de estas piezas agridulces, que merecen ser trasladadas al cine, es aventurarse en un paneo por los ámbitos oscuros, ásperos de la vida. Esas sombras que por momentos (quizás por repelentes) no divisamos o no queremos ver. En 1973 InterAmerican University Press, de Puerto Rico, publicó este libro traducido al inglés por el poeta norteamericano Robert L. Robinson, quien bautizó a su autor como “el maestro de lo macabro”.

Montaner (La Habana, 1943) es escritor, periodista, analista político, ha publicado casi una treintena de títulos. Tenía 17 años cuando fue detenido en 1960 por “impedir que la dictadura comunista consiguiera consolidarse”. Fue condenado a 20 años de presidio pero escapó de la cárcel para menores y se asiló en la embajada de Honduras desde donde comenzó su largo exilio compartido entre Madrid y Miami. Sus ensayos son elocuentes reflexiones sobre las fisuras sociales, culturales y políticas que afectan a las sociedades contemporáneas, sobre todo a Latinoamérica; agudísimas miradas que no ha podido apartar de los conflictos, personajes y motivaciones que describen sus novelas.

Esta edición especial por los 50 años de Póker de brujas y otros cuentos. Edición 50 años, contiene la entrevista 50 preguntas 50 años después (de la primera vez), donde Montaner habla de las principales motivaciones en la obra y la vida de unos de los intelectuales más notables de Hispanoamérica.

El número 2 de Fugas es un clásico de la creación cubana, no sólo de su larga e incomprendida diáspora: esos seres con el alma partida en dos, cuyas memorias e ilusiones retrata esta encantadora obra, espejo cotidiano y creativo de muchos emigrantes en Estados Unidos.

Protagonizada por el encargado (super) de un edificio en Nueva York, esta tragicomedia (estatus del espíritu tan isleño, tan cubano) refleja, entre risas, penas y anhelos, la experiencia de los exiliados de una nación herida, fragmentada, vilipendiada, incontada, en larguísima fuga.

Hace 40 años el The New York Times publicaba esta frase: “El Super aborda poco la política y más el tema de la desorientación de los exiliados que se convierten en metáfora viva de la condición humana”. Desde su estreno en 1977, El Super ha demostrado poseer el raro don de escapar de sus páginas, del escenario o la pantalla para instalarse en la –no menos teatral– realidad, desde donde saltara a seducir la imaginación de su autor, testigo y protagonista de estas escenas y sentimientos que parecieran eternos.

Esta edición incluye una recopilación de mensajes inéditos, enviados al autor por diferentes personalidades, y de artículos publicados a lo largo de cuatro décadas en la prensa hispana y anglosajona a propósito de la obra teatral más famosa del exilio cubano, un archivo fotográfico y la entrevista 40 preguntas 40 años después, una interesante conversación con Acosta en su casa en Manhattan a propósito de los 40 años de esta creación y de muchos otros temas.

Iván Acosta (Santiago de Cuba, 1943) es dramaturgo, escritor, director de cine y teatro, hace más de cinco décadas que sus creaciones viven entre dos islas: Manhattan y Cuba, de donde escapó en una embarcación en 1961 junto a sus padres, su hermana y otros 21 cubanos que se negaron a vivir en dictadura. Pero Cuba jamás se ha escapado de él. En 1972 fundó el Centro Cultural Cubano de Nueva York, donde estrenó en 1977 su célebre pieza teatral El Super, que luego se convirtió en la película más significativa hecha por cubanos en el exilio. Ha dirigido los largometrajes Amigos, Rosa y el ajusticiador del canalla, Cómo se forma una rumba Cándido manos de fuego. Ha escrito más de 15 obras, 9 de ellas publicadas.

Y el número cero de Fugas pertenece a Armando de Armas (Santa Clara, 1958). Escritor, periodista, filólogo, vivió en los márgenes de la sociedad cubana e integró los movimientos de cultura independiente y derechos humanos que emergieron en la Isla a finales de los años ochenta. En 1989 fue detenido por defender la libertad de expresión, pero logró escapar antes de ser enjuiciado. En 1994, sobreviviendo a ráfagas de tropas guardafronteras, huyó en una lancha con los manuscritos de sus novela La Tabla y Caballeros en el Tiempo y los relatos Mala jugada, que junto a Carga de la caballería han estado entre los títulos en español más vendidos en Miami, donde vive exiliado. Ganó el premio de Narrativa Reinaldo Arenas 2017 con la novela El Guardián en la Batalla, de la saga Las Historias de Amadís, que próximamente aparecerá en Fugas.

¿Por qué alguien querría escapar del paraíso? ¿A qué paraíso pertenecen estos personajes? ¿De qué escapan, qué les sucede, qué anhelan? Escapados del paraíso es una de esas historias que se apoderan del lector hasta el final. Una novela dura sobre el sexo y el exilio. Del exilio del alma y exilio político. De la entrepierna como patria posible. Del amor como tabla de salvación para seres derrotados por la historia, rotos y rebeldes. Urganda la Desconocida y Amadís, una pintora y un escritor que vienen de la cárcel, de escapar de una sociedad que los excluyó, procuran adaptarse a una sociedad y un idioma que no entienden, ni los entiende. Amalia, Mabilia, Nairobi y Amaranta de Arimatea son seres desasidos, fragmentados, dionisíacos. Orgías, conspiración y violencia. Hampa y arte. Misticismo y muerte. Reencarnación y sobrevida. Dolor y deseo. Una incursión en el Miami que no aparece en las postales turísticas, ese donde aún parece librarse la última batalla de la Guerra Fría.

Que esta novela de Armando de Armas, Escapados del paraíso, sea el número cero de Fugas, no es casual. Más que una profunda causalidad y una metáfora, es una especie de declaración de principios. Amadís, el protagonista y narrador de Escapados del Paraíso, es un autor (personaje-autor o autor-personaje) que decidió vivir y escribir en el exilio, sin patria pero sin amo. No podía ser otro el texto el inaugural.

Fugas agradece la contribución para la publicación de estos tres primeros libros en Estados Unidos (pronto aparecerán en España) al Instituto La Rosa Blanca, fundado en 2011 por representante al Congreso por el sur de la Florida, Lincoln Díaz-Balart, y al Fondo Editorial del Interamerican Institute for Democracy (IID), dedicado a la promoción de y difusión de los valores de la libertad, la democracia, la institucionalidad y los derechos humanos en América Latina.

Y por supuesto, el agradecimiento infinito al diseñador de la Colección, Ángel Serrano; a los coordinadores de Ediciones La Palma, Ignacio Rodríguez y David Cabrera; las fotografías hechas a los autores por José J. Blanco H. (antes en El nacional y hoy en Diario las Américas) y las exquisitas fotografías de portada de Agnes Parés, que ha estado detrás de todo este proceso, solitario y casi anónimo que es la edición de libros.

Desde hace más de medio siglo, Cuba es una nación en fuga. De ahí que más que un proyecto editorial, Fugas es una necesidad. Bienvenidos sean todos, autores y lectores. Fugas, que también pudo llamarse fugados, es la colección de una isla en fuga.

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